Torre del Castillo de Santacara
En los siglos XI y XII las torres del Castillo de Santacara se remataban en un sencillo almenado sin voladizo. En el siglo XIV se añaden torres ladroneras y buhardas, pequeños salientes a manera de matacanes, que generalmente defendían puertas y otros puntos estratégicos de la muralla. Las torres solían rematarse en una pequeña pirámide, llamada diente o albardilla, colocada sobre el merlón o almena que hoy subsiste en la mejor parte conservada de la torre de Santacara.
En 1365 Carlos II ordeno al alcaide de Santacara que pusiera en libertad a Juan Fernández de Castañares, al cual tenía preso equivocadamente, acusado del robo de tres bestias. En 1365, muere el alcaide D. Gil de Desojo y su hermano García Gil, canónigo de Roncesvalles, rindió el castillo de Santacara al rey Carlos II.
El castillo de Santacara, en el año 1391 fue donado, junto con las pechas, a mosén Beltrán de Lacarra, caballero y camberlenc que tambien poseía el castillo de Murillo el Fruto.
En abril de 1392, Carlos III ordenó que se pagase a Gil de Solchaga la retenencia del Castillo de Santacara, que había guardado de agosto a noviembre del año anterior, a pesar de haber sido nombrado en su lugar Beltrán de Lacarra.
En el siglo XV tuvieron lugar en Cortes y en Mallen las vistas entre Carlos III y el rey de Aragón Martín el Humano, al objeto de casar a su hijo Martín de Sicilia, con una infanta de Navarra Blanca, que en ese mismo año hacia su entrada en tierras sicilianas. Quedó estipulado en las capitulaciones que los castillos de Arguedas, Santacara, Murillo el Fruto y Gallipienzo quedasen en prenda de pago de la dote, de modo que si no se pagaba esta en el plazo de cuatro años, el aragonés los tomaría con sus rentas, pero sin que por ello pasasen a su poder. A tal efecto, en diciembre de 1404, presentaron homenaje al rey don Martín los alcaides afectados. En enero de 1430, la reina doña Blanca ordenó al recibidor que descontase de la pecha a los de Santacara por poner a punto su castillo.
En 1536 se declaró el Real Consejo que Dª Graciana Díaz de Armendáriz, señora de Santacara y Castejón, no podía exigir derechos de castillaje a los almadieros ni a quienes pasaran ganados por el camino real. Respecto a la conservación de los castillos, no hace falta decir que los pocos castillos de los que hoy se mantienen en pie las ruinas, en mayor o menor grado de deterioro, como Falces, Milagro, Monjardín, Rada, Santacara, o Peña, a principios del siglo XIX se encontraban en mejor estado de conservación.
Latitud: 42.382894 | Longitud: -1.552849
Castillo de Santacara
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