Las vías romanas comunicaban físicamente distintos lugares favoreciendo los vínculos comerciales entre las diferentes regiones. Además, transmitían la cultura y las ideas del pueblo romano.
El territorio vascón estaba surcado por dos vías principales: la vía Aquitania Asturica (Astorga) a Burdigala (Burdeos) y la vía Pisoraca (Herrera del Pisuerga) a Flaviobriga (Castro Urdiales).
La vía de Aquitania Asturica a Burdigala a travesaba el territorio vascón de este a oeste, siendo el nervio central de la serie de caminos que recorrían la zona norte peninsular. Fue una calzada de gran interés estratégico y comercial ya que permitía enlazar de forma rápida y eficaz el sector septentrional de la península y el norte del valle del Ebro con Aquitania.
A lo largo de esta ruta se ubicaron varios asentamientos romanos de los cuales se han encontrado numerosos restos arqueológicos, en algunos casos sobre antiguos núcleos autóctonos.
De Asturica llegaba a Briviesca y penetraba en territorio alavés por el paso de Pancorbo. Continuaba por Cabriana (Comunión) donde se ha encontrado un yacimiento romano y un miliario de Constantino. Los miliarios jalonaban el trazado de las calzadas como hitos a los bordes del camino; son unos monolitos cilíndricos de unos 2 m. de altura que se colocaban cada mil pasos (una milla romana), unos 1.480 m.; en ellos se expresaba la distancia entre aquel punto y el de partida o llegada de la vía. Además llevaban una inscripción con una dedicatoria al emperador del momento y alguna particularidad de la calzada en ese punto.
De aquí continuaba hasta Iruña Veleia, donde existen restos de una población romana y dos puentes, originarios de la misma época. El camino seguía por la Llanada Alavesa pasando por el sur de Vitoria-Gasteiz hasta Alba (Albeniz) y se dirigía después a Pamplona. De allí un ramal subía hasta Burdeos atravesando los Pirineos por el puerto de Ibañeta, camino que después siguieron los peregrinos en sentido inverso para dirigirse a Santiago de Compostela. El otro ramal ascendía hasta Oiasso (Irún) siguiendo el curso del Bidasoa por el puerto de Belate.
Un hecho llamativo es que a pesar de la romanización se ha conservado el euskera, lo que dio lugar a pensar que este territorio no había sido dominado por los romanos. Sin embargo, tanto los materiales arqueológicos como los lingüísticos encontrados demuestran que formó parte del Imperio.
Los romanos aparecieron en la zona en el año 196 a.C., pero probablemente hasta el 216 d.C. no dominaron plenamente el territorio. Las buenas relaciones entre los romanos y los vascones culminaron en una auténtica colaboración. Las zonas que eran conquistadas por los romanos a los celtas, eran posteriormente repobladas por poblaciones de estas tribus vascas, lo que conllevó una extensión de las lenguas de la familia del euskera hacia el sur y el este.
La parte meridional y el sur fueron las zonas más romanizadas como lo demuestra el desarrollo urbano con la aparición de Pamplona, Calagurris, Casconton, Veleia, etc. Al ser ésta una zona muy romanizada, el cristianismo penetró mucho antes que en la zona norte y se dio una clara influencia del latín sobre el euskera.
IRUÑA VELEIA (TRESPUENTES)
En Trespuentes nos encontramos con el oppidum de Iruña. Un oppidum es un asentamiento poblacional ligado a una fortificación, es decir, estaría por debajo de una urbs, que sería más grande y un verdadero centro urbano. El oppidum de Iruña se situaba junto a un meandro del río Zadorra, y se extendía por unas 100 Ha. Está datado en la mitad del siglo I d.C., que es cuando las cabañas del poblado son sustituidas por las primeras casas hechas “a la romana”. Las habitaciones de estas viviendas o domus rodeaban un patio central dotado de opus caementitium u hormigón romano. Además en este asentamiento se incluyen dos puentes: Trespuentes y Villotas.
El final de ese siglo constituye para Iruña-Veleia su momento de mayor esplendor. Algunas de las domus se rehacen completamente edificándose con mayor porte. Se completa con espacios y edificios públicos.
El puente que nos encontramos en el término municipal de Trespuentes para salvar por el norte el río Zadorra consta de trece arcos de medio punto. A pesar de que el puente actual no es romano, sí lo fue su origen. Se construyó con piedras pizarrosas unidas con argamasa, excepto en las roscas de los arcos, donde están sentadas a hueso. Enlazaba con una calzada militar cercana a Iruña, la cual aún hoy es reconocible.
VITORIA-GASTEIZ
El casco antiguo de Vitoria-Gasteiz es un singular ejemplo de asentamiento medieval sobre la colina de la antigua aldea de Gasteiz. Anteriormente sabemos que fue zona de paso de esta vía, aunque actualmente no quedan yacimientos romanos en la ciudad. El de Salvatierrabide fue destruido durante las obras de urbanización.
Merece la pena hacer una visita al Museo Arqueológico de Álava, donde encontraremos restos de toda la provincia. Está estructurado en orden cronológico y la época romana la encontramos en la primera planta. Entre los objetos expuestos destacan cerámica, vidrio y metal perteneciente a Iruña Velia, a 11 km de Vitoria-Gasteiz. En la planta baja podemos admirar un miliario encontrado en las afueras así como un gran capitel y una escultura femenina de mármol.
LA LLANADA ALAVESA
Cuando hablamos de la época romana es imposible olvidarse de las termas o baños, una de las principales manifestaciones de su modo de vida. Además de servir para tomar baños, eran lugares donde se realizaban actividades culturales y religiosas. En el yacimiento de Otazibarra encontramos uno de estos baños que jalonaban el recorrido de la calzada a su paso por Álava. Este yacimiento ocupa unas 19 Ha de las que solo podemos contemplar una parte del conjunto termal, puesto que el resto se volvió a cubrir después de llevar a cabo unas investigaciones entre 1994 y 1997. En este lugar podría haber estado ubicada la mansio Suessatio, que alcanzó su máximo esplendor entre los siglos I y II d.C. Se trata de unos pequeños núcleos urbanos que constaban con infraestructura para el descanso de personas y animales. La distancia entre ellas no podía exceder de unos 40 km. la que podía recorrer un soldado en una jornada.
La vía continuaba hacia Alegría-Dulantzi, donde parece ubicarse otra mansio, la de Tullonio, citada en algunos estudios.
VALLE DEL ARAKIL
El corredor del Arakil iba uniendo pequeños núcleos de poblaciones, a pesar de que los vestigios son escasos. Por este entorno hubo alguna mansio, como la de Aracaeli-Aracilus, que algunos estudios sitúan en Huarte-Arakil.
Siguiendo por este vía, antes de llegar a Pamplona, se pasaba por otra mansio, Alantone, actual Atondo, donde aún hoy se reconoce la existencia de un tramo de calzada romana y un puente.
PAMPLONA
Se dice que la ciudad de Pamplona fue creada en el 75 a.C. cuando el general romano Pompeyo establece un campamento en este lugar, y de ahí su nombre. En realidad, anteriormente, ya estaba ocupada por un pueblo vascón.
Pompaelo ocupaba un lugar destacado y privilegiado en la estructura viaria romana. Controlaba los accesos al Pirineo y por otro lado accedía al valle del Ebro con la vía que penetraba en Navarra desde Zaragoza. El camino de Pamplona a Irún era el punto donde se unían tres importantes calzadas y desde donde los romanos controlaban la vía al mar Cantábrico.
En el Museo de Navarra, en la Cuesta de Santo Domingo, podemos contemplar algunas obras de arte de este periodo.
BELATE
Aún se puede ver la calzada romana, que si bien en algunos tramos casi ha desaparecido, se puede seguir gracias a las piedras que calzaban el camino y a los hitos verticales. Se trata de una vía de unos 4 metros de anchura y que fue construida empleando losas de gran tamaño.
Algunos investigadores indican que en este lugar también hubo una mansio, que se correspondería con Iturissa.
Tampoco podemos olvidar que en esta región se sitúan las minas de Lanz en las cuales se han encontrado evidencias de una explotación de hierro ya en época romana. La extracción se llevaba a acabo tanto en galerías como a cielo abierto.
IRÚN
En Oiasso se encontraba el punto de unión de tres vías romanas: una es la que desde Lugo transcurría por la costa; otra, procedente de Tarragona, pasaba por el valle del Ebro; y la tercera la procedente de Asturica. Las tres conectaban con las Galias al otro lado del Bidasoa.
La dominación romana sobre Oiasso llegó a su máximo esplendor en los siglos I y II. El puerto romano, hoy en día ubicado en la calle Santiago, está considerado como uno de los más importantes vestigios. Recientes trabajos arqueológicos han recuperado sus muelles de madera.
No es la única huella de la presencia romana. En la ermita de Santa Elena o Ama Xantalen se pueden ver una necrópolis y los restos de un templo romano.
El Museo de la Romanización de Irún alberga numerosos vestigios relacionados con la romanización en el Golfo de Bizkaia.
Merece destacar, por su proximidad, las minas de Arditurri en Oiartzun, al pie de las peñas de Aia. Fueron de gran interés para los romanos ya que de la galena argentífera que extraían obtenían plata y plomo. Empleaban el método de torrefacción, consistente en calentar la mina encendiendo fuego en su interior para a continuación enfriarla con agua. Este cambio brusco de temperatura agrietaba las rocas y facilitaba la labor de arrancar el mineral con herramientas tradicionales. Alcanzaron su máximo esplendor en el siglo I, pero continuaron activas hasta hace unos 100 años.
Se han hallado lucernas, lámparas de aceite que colocaban en unos huecos que practicaban en las paredes de las galerías llamados lucernarios.
La vía de Pisoraca a Flaviobriga, que iba desde Herrera del Pisuerga a Castro Urdiales, construida durante el siglo I d.C., tuvo un origen militar como ramal de la Vía Aquitania entre Astorga y Burdeos. Las poblaciones que une eran puntos estratégicos para el control, tanto por tierra como por mar, de este territorio.
Por otro lado Flaviobriga era un puerto que facilitaba el intercambio mercantil de productos procedentes de la costa y de la Galia, como el vino y el pescado. De la misma manera, los procedentes del interior de Hispania, como la lana y el aceite, se transportaban hacia la costa.
Su paso por Euskal Herria se limita al territorio de Bizkaia, concretamente a la comarca de Enkarterri.
BALMASEDA
Por su situación privilegiada, Balmaseda siempre se ha considerado el nexo de unión entre el Señorío de Bizkaia, Cantabria y Castilla. Fue por este mismo motivo por el que los romanos ya trazaron una vía que la atravesaba hasta llegar a los centros económicos de la cornisa cantábrica.
También los romanos levantaron lo que hoy es el Puente Viejo o Puente de la Muza, aunque ha sido reconstruido posteriormente en estilo románico.
No lejos de aquí podemos visitar el miliario de El Berrón, que indicaba el trazado de la calzada así como las distancias desde ese punto hasta el final o el principio de la vía.
OTXARAN (ZALLA)
En Otxaran existía también un monolito de arenisca conocido como Miliario de Retola. Hace referencia al emperador Maximino (235-238 d.C.) y posee un epígrafe ordenado en trece líneas. Hoy en día se encuentra en el Museo de Las Encartaciones, en Avellaneda, que dispone de un apartado sobre la época romana. En sus proximidades podemos ver un tramo de calzada que ha sido restaurada.
DE AVELLANEDA A MERCADILLO (SOPUERTA)
Además del tramo de Avellaneda, hoy en día se pueden observar otros dos tramos recuperados de la calzada, uno en el barrio de El carral y otro en Mercadillo.
Para construir una vía, los romanos llevaba a cabo los siguientes pasos:
LAS MUÑECAS
El puerto de Las Muñecas era un paso estratégico para unir Las Encartaciones con Flaviobriga. Este trayecto estaba muy relacionado con la actividad minera de esta zona que se remonta a la época romana. De esta forma llegaba el mineral extraído en estas minas hasta el puerto de Castro Urdiales.
El miliario de Otañes fue encontrado en mayo de 1914 en Las Muñecas. Está fechado en el año 84 d.C. y tiene una inscripción dedicada a Cesar Augusto Germánico.
PUERTO DE CASTROURDIALES
Las mercancías se transportaban en las denominadas rutas de cabotaje, un tipo de navegación por la que no se pierde nunca de vista la costa. Los romanos la practicaban entre los puertos de Burdigala (Burdeos), Oiasso (Irún), Flaviobriga (Castro Urdiales) y Portus Victoriae luliobrigensium (Santander).
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