La Ruta de los Moriscos

Al norte de la provincia de Alicante encontramos unos municipios que han sabido conservar todo el encanto de los pequeños pueblos rurales. A partir de la conquista de estos territorios por el rey Jaime I en 1244, la población musulmana fue obligada a convertirse al cristianismo, pasando a denominarse moriscos. Su situación fue empeorando socialmente, hasta su expulsión definitiva en 1609.

RECORRIDO

En Pego conoceremos el casco antiguo, interesante testimonio de su pasado medieval, con la capilla del Ecce-Homo, patrón del municipio, y la iglesia Parroquial de la Asunción, y junto a ésta encontramos la Casa de Cultura, en cuyo patio se aprecia parte de la muralla del siglo XVIII, y el portal de Sala, la única de las tres entradas al recinto amurallado que aún queda en pie.

A escasos kilómetros llegamos a Adsubia. Destaca su casco antiguo de estilo musulmán y la fuente morisca, situada en la Plaza del Ayuntamiento, de cuyos caños mana agua de las montañas próximas. En la pedanía de Forna, y sobre una suave colina, se alza uno de los castillos moriscos mejor conservados de la Comunidad Valenciana.

Posteriormente, cruzaremos Vall de Gallinera, formada por 8 núcleos: Benirrama, Benialí, Benitaya, Benisivà, La Carroja, Patró, Llombai y Benissili. Existen dos castillos en esta zona: el castillo de Benirrama (o de Gallinera) y el castillo de Benissili (o de Alcalà), que protegían el valle de ataques de tropas enemigas.

En la plaza del ayuntamiento de La Vall d’Alcalà nos muestra una curiosidad, la fuente cuyo caño es la cara de Al-Azraq, el último visir árabe de estas tierras, que nació en este municipio.

A unos 300 m. por la carretera hacia Ebo vemos a nuestra izquierda las ruinas moriscas de L’Atzuvieta, despoblado morisco que se abandonó después de la expulsión de 1611. Poco después, a mano derecha, llegaremos a la Nevera de Baix, que servía para almacenar la gran cantidad de nieve que caía antiguamente. Con ésta se formaban bloques de hielo que eran transportados a Dénia y comercializados para ser utilizados en la conservación de pescado.

A 8 kms nos encontraremos con la Cueva del Rull, en La Vall d’Ebo. Esta cueva presenta gran número de estalactitas y estalagmitas, así como diferentes formaciones que asemejan a animales, duendecillos, etc. En cuanto nos adentramos en el pueblo, visitamos el Museo Etnológico, interesante muestra de la forma de vida de generaciones anteriores de esta localidad.

En la carretera desde Ebo a Pego disfrutaremos de unas maravillosas vistas. Primero veremos el Barranc de l’Infern, también llamado la catedral del senderismo, y a continuación, ya al otro lado de la montaña, veremos las antiguas murallas del Castillo de Ambra, coronando el pueblo de Pego, que servía de refugio a la población de las alquerías del término en caso de peligro (s. XII-XIII). También se divisa el Parque Natural del Marjal Pego-Oliva y la costa desde la playa de Oliva hasta el Parque Natural del Montgó de Dénia.

Por otra parte, señalar que desde La Vall de Laguar, se aprecian las mejores panorámicas del Barranc de l’Infern, donde se puede comenzar la ruta desde el pueblo de Fleix. Además en esta zona se encuentra el Cavall Verd, lugar de refugio para los últimos moriscos de la región donde fueron aniquilados los que no embarcaron hacia Orán.

RECOMENDACIONES

Aprovecha a hacer este recorrido en los meses de marzo y abril, durante los cuales se puede disfrutar de un magnífico paisaje blanco debido a la floración de los cerezos.

Una curiosidad: el caudillo moro Al-Azraq murió en la Batalla de Alcoy, lo que dio origen a las famosas fiestas de Moros y Cristianos.

No debes perderte en su visita degustar su exquisita gastronomía, herencia de los antiguos pobladores de estas tierras. Destacan los “mintxos” (cocas), el “blat picat” (puchero de trigo), embutidos, sin olvidar los platos de arroz.