Monasterio de Santo Domingo de Silos

Claustro del Monasterio de Santo Domingo de Silos

El Monasterio de Santo Domingo de Silos se encuentra en un pequeño valle de la gran meseta castellana, en el valle de Tabladillo.

La vida monástica en todo el Valle de Tabladillo, especialmente en Silos, comenzó con la reconquista castellana, a fines del siglo IX, en forma de granjas monástico-familiares. No es hasta el  siglo X, cuando el monasterio de San Sebastián de Silos entra en la historia documental.

Sin embargo, los estragos de Almanzor, hacen que este monasterio caiga en decadencia material y espiritual. En 1041, aparece de la mano del rey Fernando I de Castilla, el monje riojano emilianense Domingo. Este es nombrado abad de Silos y, tras treinta y dos años, de trabajo y esfuerzo hace que Silos vuelva a resplandecer en sus edificios y en su comunidad. Muere el 20 de diciembre de 1073. Es canonizado en 1076, convirtiéndose así en el taumaturgo medieval de la zona y su tumba en centro de peregrinación.

Surge el maravilloso claustro románico, y destacamos el scriptorium silense con obras como el Beato de Silos, hoy en el Museo Británico.

La Baja Edad Media es una etapa de decadencia para la Abadía castellana. Es en 1512, cuando el monasterio silense se adhiere a la Congregación Benedictina de Valladolid y se va configurando el monasterio moderno al lado del medieval: muralla perimetral; ala sur para las celdas individuales de los monjes; la capilla de Santo Domingo; la iglesia neoclásico-barroca.

En 1835, obedeciendo el decreto de exclaustración del gobierno de Mendizábal, se dispersa la comunidad y se interrumpe la vida monástica benedictina de Silos durante cuarenta y cinco años.

Afortunadamente, el 18 de diciembre de 1880, un grupo de monjes benedictinos franceses de la Abadía de Ligugé, bajo la dirección del monje Dom Ildefonso Guépin de la Abadía de Solesmes,  salvó a Silos de sus ruinas, tras adoptar el monasterio para su residencia.

Estos monjes fueron restaurando con gran esfuerzo el Monasterio silense; y, con la restauración material, lograron recuperar parte de los restos culturales. Encontraron 14 manuscritos medievales; muchos diplomas, incluso del medievo aunque la mayoría del archivo pertenece a la Edad Moderna.

Desde entonces, en el siglo XX hasta hoy, la comunidad de Silos ha tenido y tiene una gran vitalidad: con su testimonio, con sus celebraciones litúrgicas, con sus aportaciones a la cultura, y con su irradiación, fundando varias casas nuevas en España, como Estíbaliz (Álava), Montserrat de Madrid, Leyre (Navarra), Abadía de Santa Cruz del Valle de los Caídos (Madrid); y en Hispanoamérica: México y Argentina.

Por lo que se refiere a su aspecto exterior, en sus edificios monasteriales, Silos se compone de dos monasterios yuxtapuestos, en torno a dos claustros: el medieval y el moderno o clásico-barroco; con la iglesia al Norte, y la gran ala Sur, o zona habitacional, con las celdas de los monjes. Esta parte sufrió un pavoroso incendio en 1970, y se redujo a cenizas. Pero bajo la dirección de Bellas Artes, se restauró en 1971-72, con la planificación y supervisión continua de los arquitectos Alberto García Gil y Julia Fernández de Caleya. Desde entonces Silos es un gran monasterio a la vez histórico y funcional.

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