Las Vías Verdes son antiguos trazados ferroviarios en desuso recuperados y “reciclados” como itinerarios no motorizados para la práctica de un turismo activo y sostenible, sea caminando, en bicicleta, en patines, o cualquier otro medio no contaminante.
Contribuyen a promover un estilo de vida saludable así como a la recuperación del patrimonio ferroviario en desuso, a la movilidad sostenible, el apoyo del desarrollo local, etc.
Al ser antiguos trazados ferroviarios, se trata de recorridos con suaves pendientes, curvas no muy pronunciadas, relativamente anchos y que suelen estar equipados con señalización y paneles interpretativos que nos permiten disfrutar de un entorno natural de gran valor paisajístico. Este cómodo trazado permite que sean universalmente accesibles, incluso a personas con movilidad reducida.
Vía Verde del Tarazonica
Se inicia al sur de Navarra en la monumental ciudad de Tudela y discurre a lo largo de 22 kilómetros. Era un modesto ferrocarril de vía estrecha que comenzó a funcionar en 1885. Su lentitud le hizo ganarse el apodo del "Escachamatas". En 1953 se ensancharon los raíles para mejorar su servicio, pero tras unos años de decadencia, la línea cerró definitivamente en 1972.
Nos adentra en las huertas de la ribera del Ebro y nos lleva hasta el imponente Moncayo, ya en tierras aragonesas, cuya cumbre de 2.315 metros domina desde lejos la llanura hasta la localidad de Tarazona, el punto final del recorrido.
El paisaje está dominado por las tierras del río Queiles, las vegas dedicadas a cultivos de regadío y el somontano del Moncayo.
La ruta se inicia en la estación de ferrocarril de Tudela. Poco antes de abandonar la capital de la Ribera, encontraremos una plaza donde se exhibe una locomotora de vapor.
A la altura del kilómetro 7, el camino pasa por las ruinas del poblado de Urzante. Poco después, a partir del kilómetro 8, comienza un ascenso que le llevará hasta Cascante, antigua villa romana presidida por la ermita de la Virgen del Romero, en cuya estación existe un área de descanso.
La Vía Verde continúa hasta el monasterio de Tulebras (S. XIII-XIV), el primer cenobio cisterciense femenino de España. Tras la visita turística al convento, puede disfrutar de un área recreativa a orillas del río Queiles.
La ruta sigue por parajes más escarpados. La última etapa del camino discurre por un paisaje de frutales hasta alcanzar Tarazona, ciudad de rico patrimonio artístico.
Vía Verde del F.C Vasco-Navarro
Este ferrocarril unía Vitoria-Gasteiz con Estella-Lizarra. Era conocido como el “cangrejero”
La recuperación de este trazado como vía verde comprende 27 kilómetros. Un sencillo trayecto tanto para ciclistas como para peatones.
El estilo artístico "old english" del siglo XIX dio forma a los edificios que vigilaban la marcha del tren. Y hoy, algunas de aquellas infraestructuras vuelven a relucir.
Uno de los pasos más llamativos del recorrido es el que encontramos entre Campezo y Arquijas. Una larga recta de 4 kilómetros salpicada por instalaciones técnicas que perpetúa el recuerdo de las pruebas del TALGO. El famoso tren comenzó aquí su carrera.
El trazado del Vasco-Navarro se prolonga hasta el desfiladero de Arquijas. Se trata de un barranco encajado entre la Sierra de Loquiz y las peñas de Costalera. Este paso está presidido por una majestuosa pasarela de nueve arcos y 30 metros de altura. Una impresionante obra de ingeniería con ecos bélicos que recuerda la primera guerra carlista y a uno de sus protagonistas, el general Zumalacárregui.
Tras salvar los meandros del río Ega, la vía sigue por el túnel de Acedo. Un prolongado y oscuro corredor de un kilómetro y medio. Para atravesar este pasillo se recomienda acudir provistos de linterna.
En Ancín llama la atención la torre del agua. Sus 12 metros de altura y su fisonomía de planta cuadrada y sillar, recuerdan que esta construcción sirvió para contener más de 2.000 litros de agua que servían para refrigerar los reactivadores eléctricos de la estación.
Vía Verde de la Foz de Lumbier
Es un paseo por barrancos calizos con paredes de vértigo en este espectacular paraje que recibió la denominación de Reserva Natural en 1987. Por aquí circuló el primer tren eléctrico de pasajeros de España. Tal circunstancia le valió numerosas reseñas en los periódicos de la época y enciclopedias. Entre 1911 y 1955, los vagones del “Irati” recorrían 58 kilómetros de vías electrificadas para unir Pamplona – Aoiz - Sangüesa.
La principal misión de aquel tren fue la explotación forestal del monte Irati y su aproximación a la fábrica de Aoiz. Sin embargo, pronto se convertiría en un transporte puntero de pasajeros para los valles de la zona. A pesar de su prestigio, a mediados del siglo XX el auge del automóvil supuso el fin del "Irati".
En la actualidad, están acondicionados como vía verde 6 kilómetros entre Lumbier y Liédena.
El puente de los hierros sobre el río Salazar, a la salida de Lumbier, anuncia el punto de inicio del antiguo camino férreo. Lo más característico del recorrido son los dos túneles perforados en la roca que permiten entrar en la foz. A la salida del segundo, aguardan las ruinas del puente del Diablo, del siglo XVI.
Los acantilados rocosos de tonos rojizos, blanquecinos y grisáceos contrastan con el verde de la vegetación de carrasca, boj, enebro, espino y dan cobijo a una numerosa colonia de buitres leonados.
Liédena es el final de la ruta y conserva diversos testimonios arquitectónicos de la época. La estación, los andenes, almacenes e incluso las viviendas del personal parecen mirar al horizonte esperando que llegue el tren.
Existe un área de acogida e información y el Centro de Interpretación de las Foces en la plaza Mayor de Lumbier.
Vía Verde del Bidasoa
El ferrocarril del Bidasoa nació en 1.898 como tren minero para comunicar Irún con las minas de Endarlatsa en Navarra. En 1916 esta línea fue ampliada hasta Elizondo convirtiéndose en tren de pasajeros. En total son 35 kilómetros desde Legasa hasta Endarlatsa con el río Bidasoa como compañero de viaje. A lo largo del recorrido encontramos verdes prados, caseríos, pintorescos túneles e incluso algún búnker olvidado.
Conocido como tren Txikito por su ancho de vía (0,92 m), realizó su último viaje hasta la barriada de caseríos donde los ingleses montaron por primera vez su centro minero en la década de los 50.
La vía comienza en Oieregi, junto al Parque Natural de Bertiz para llegar en su primer tramo hasta la plaza de Legasa, rodeada de enormes casonas. Posteriormente enlaza con el río Bidasoa acompañado de una frondosa arboleda hasta Doneztebe-Santesteban. Este tramo es utilizado, a menudo, por vehículos a motor y paso de ganado, por lo que hay que tener cuidado. Antes de llegar a Sunbilla la ruta atraviesa 3 túneles envueltos por un tupido bosque.
En dirección a Bera, se pasa por las antiguas estaciones de Igantzi y Lesaka, de las que ya no queda nada. En esta zona se conserva un búnker de la guerra civil. De Bera destacar su casco antiguo, que deja paso a la vía, encañonada entre el río y las empinadas laderas de los Pirineos, hasta Endarlatsa.
Latitud: 42.653212 | Longitud: -1.306767
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