Los caminos montañeses que en otros tiempos fueron lugar de pastoreo, han encontrado una nueva función con las vías ferratas. Rutas equipadas con clavos, pasamanos y puentes colgantes, permiten a los aventureros cubrir el recorrido con seguridad. La fijación que propician las cuerdas salva los riesgos, aunque es indispensable el uso de casco, arnés y disipador de energía, un elemento que evita que la soga permanezca tensa en caso de caída.
La Vía Ferrata La Hermida está situada en el municipio de La Hermida (Cantabria), perteneciente al Ayuntamiento de Peñarrubia, con otras poblaciones cercanas como Caldas, Cicera, Linares, Navedo, Piñeres y Roza. El Ayuntamiento de Peñarrubia forma parte de la comarca Saja-Nansa, limitando al oeste con la de Liébana, a la entrada de los Picos de Europa.
CURIOSIDADES A TENER EN CUENTA
Esta vía luce el distintivo europeo de calidad Afnor, elevando su nombre al nivel de las rutas alpinas. A ello, se añade su accesibilidad, ya que, con una dificultad media, posibilita la participación de gente inexperta, e incluso cuenta con un tramo infantil. Es por ello, que en su primer año recibió 3.000 visitas.
La Vía Ferrata de La Hermida salva un desnivel de 700 metros que se recorre en un tiempo aproximado de seis horas desde la salida hasta la vuelta al punto de retorno. Los meses entre marzo y noviembre conforman la época idónea para cubrirla. Se ha aprovechado la segunda edición del Festival de montaña y escalada Hermida Vertical para inaugurar dos pasarelas que aumentan la sensación de verticalidad. Se trata de un puente tibetano de cable de 35 metros y una pasarela de cien metros que genera una imponente sensación de vacío. Existe la posibilidad de disfrutar de esta nueva alternativa en un tiempo de entre tres y cuatro horas.
RECORRIDO
El itinerario recorre varios muros de roca caliza en un entorno de alto valor paisajístico. La Hermida, más conocida por el desfiladero que conecta con Potes, ofrece en su vía ferrata las cuevas Jabalí y del Diosu. Superficies que horadan la montaña ofreciendo un rincón para el descanso lleno de paz y belleza. Superado el tramo que comprende las cuevas, se alcanza un espolón sobre el balneario de La Hermida. La belleza de las vistas resulta embriagadora, sirviendo como bálsamo para recargar la energía necesaria para abordar el tramo final. Muros y fuertes pendientes conducen a la cueva Ciloña. El exigente tramo motiva que se ofrezca una ruta que suprime los últimos metros. Sin embargo, el esfuerzo final merece la pena.
Ciloña es la cavidad más asombrosa. Un portalón horadado en la montaña de 70 metros de alto y 25 de ancho. Fue una antigua guarida de pastores, testigo de numerosas historias durante la guerra civil. Los vecinos encontraron cobijo en ella, lo que motivó que varios niños viniesen al mundo en este elevado enclave.
La llegada a la cumbre tiene premio. Ciloña permite la opción de recargar la cantimplora en el agua que fluye en su interior. Su magnitud lleva a algunos senderistas a jugar a bolos, deporte con gran arraigo en Cantabria. Las razones para el recreo son evidentes después de un prolongado ascenso. Pero, al encarar la vuelta a la base, no se debe dejar de prestar atención, ya que, a pesar de una menor exigencia física, la técnica requerida obliga a mantener la concentración.
CÓMO LLEGAR
Se encuentra en la carretera nacional N-621, a 13 km. de Panes, 18 km. de Potes y 26 km. de San Vicente de la Barquera; a una hora de Santander, donde puede coger un autobus con tres salidas diarias (Potes - Santander de la compañia Palomera).
Latitud: 43.257706 | Longitud: -4.607735
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