Ruta de las tradiciones de Teno Alto en Tenerife

El relieve volcánico del Macizo de Teno, con más de cinco millones de años de antigüedad, es uno de esos rincones cuyo misticismo atrapa al visitante. Hablamos de una de las tres formaciones rocosas que emergieron primero del mar, fruto de sucesivas erupciones volcánicas y que, con el tiempo, terminaron por dar origen a la isla de Tenerife. Esta antigüedad, el aislamiento geográfico y su abrupta morfología plagada de barrancos, formaciones rocosas onduladas por la erosión y acantilados frente al mar como el de Los Gigantes, junto con el factor de la insularidad, han propiciado que haya numerosas especies endémicas de flora y fauna en la zona. La biodiversidad no es la única agraciada, ya que el Macizo de Teno, junto con su primo hermano de Anaga (en el Nordeste de la isla), constituye uno de los mayores reductos de tradiciones y de señas de identidad que marcan la idiosincrasia del habitante de Tenerife.

Esta propuesta de ruta es toda una declaración de intenciones. Es una isla que recibe más de cinco millones de turistas al año, el visitante tiene dos opciones: dejarse llevar por los típicos circuitos hacia unas vacaciones estereotipadas o conocer y entender de primera mano el legado cultural, etnográfico y social de una isla con mucho que ofrecer. Para aquellos que opten por el segundo camino, la ruta por las tradiciones de Teno Alto supone no sólo dejar seducirse por un paisaje mágico y bello, sino además abarcar mucho más que eso. Eras, tagoras, aljibes, casas-cueva, antiguas viviendas, hornos de tejas, actividades tradicionales de pastoreo, bailes folclóricos, romances, cantos populares, sabios testimonios y, en definitiva, todo un abanico de recursos que desprenden la verdadera esencia de Tenerife.

CURIOSIDADES Y DATOS A TENER EN CUENTA

• LOS CABREROS: El oficio de cabrero, más que un trabajo, era todo un modo de vida asimilado en la zona. Antiguamente, cada casa en Teno Alto tenía un número mínimo de cabras, que se utilizaban para producir queso para vender o para consumo propio. Los cabreros recorrían a pie el macizo de Teno, buscando pastos para su ganado en un lugar con una orografía y un clima complicados, lo que  endurecían las condiciones del día a día de estas personas. Un vivo ejemplo de esta climatología la constituyen las tagoras, unas construcciones en piedra para refugiarse del viento mientras pastaba el rebaño. Hoy en día,  en Teno Alto quedan tan sólo dos rebaños de cabras que superan la centena, una de ellas tiene como dueño a Alexander, un joven de 25 años que es la viva imagen de un presente y futuro en donde el legado de los antiguos cabreros parece, al menos por el momento, asegurado.

• EL SALTO DEL PASTOR: Los escarpados riscos y los tremendos desniveles obligaron a buscar soluciones con las que sortear el poder de la gravedad. El salto del pastor es, en este sentido, más allá de una solución por necesidad y un espectáculo estético, uno de los mayores legados culturales y etnográficos del archipiélago canario, especialmente en las islas y zonas más abruptas como esta. El desplazamiento y los saltos por laderas escarpadas se hace con ayuda de una madera cónica acabada en una parte metálica, que es la que se apoya en el suelo.

• DEL HORNO DE TEJA A LA VENTA CANARIA: En Teno Alto queda un antiguo horno para la cocción de tejas en un lugar conocido como la Cueva del Asabuche,  un elemento etnográfico indispensable antaño para rematar las viviendas del caserío. La actividad tejera en el horno se perdió en 1953 y, en la actualidad, apenas quedan personas vivas que conozcan este oficio tradicional. Antiguamente habían tres maestros profesionales: uno para amasar el barro, otro para cortar la teja y otro para tenderla. El horno lleva 2.800 tejas que se hacían en dos días y medio de duro trabajo (a unas 1.000 cada día), para aprovechar cada hornada. Otra parada obligada de la ruta es la venta del pueblo, símbolo de tantas y tantas ventas similares en cada uno de los pueblos canarios en donde no sólo se comía o bebía, sino que servía de punto de reunión. ¿Una recomendación? Un buen plato de queso y un vaso de vino de la casa, que dejan como nuevo a cualquiera.

• POEMAS, ROMANCES Y SUPERSTICIONES: El nivel de analfabetismo en Canarias fue altísimo hasta los primeros años del siglo XX. Con un alto porcentaje de la población local que no sabía ni leer ni escribir, los poemas y romances transmitidos de viva voz de generación en generación eran no sólo un modo de transferir el saber hacer tradicional, sino sobre todo una forma de versificar y comunicar asuntos cotidianos y acontecimientos de la vida real. Aún hoy en día, en Teno Alto es posible sentarse junto a una persona mayor y disfrutar de numerosos ejemplos de versos, rimas, parodias y romances con los que trasladarte a la realidad de una época no tan lejana. Asimismo, la accidentada orografía del Macizo de Teno y la oscuridad de muchos de sus rincones y bosques ha dado lugar a que se cuenten historias sobre reuniones y danzas de brujas, lo que ha dado lugar a mucha tradición en la superstición, algo patente también en muchas personas de avanzada edad.

• EL TAMBOR Y EL TAJARASTE: Las fiestas populares en Canarias no se entienden ni interpretan sin la presencia del tambor. En la localidad de El Palmar, justo al bajar de Teno Alto, se encuentra el taller de uno de los artesanos tamborileros más reputados de la isla. No en vano, su ubicación no es fruto de la casualidad, ya que en este pequeño pueblo del macizo de Teno se desarrolla el Baile de las libreas, un baile ancestral que data del siglo XVII, en donde se representa la lucha entre el bien y el mal por tres parejas que bailan al son de un tajaraste, detrás del diablo con la intención de ahuyentarlo. Un tajaraste es una danza tradicional canaria que se baila por parejas al son de un tambor y unas chácaras, sobre todo en las islas de Tenerife y La Gomera.

UN POCO DE HISTORIA

Teno Alto es un lugar caracterizado por unas duras condiciones de vida hasta hace unas pocas décadas. Las actividades productivas giraban en torno al pastoreo y la elaboración de quesos, junto con una agricultura de subsistencia, cultivando principalmente trigo y papas, además de lentejas, chícharos, garbanzos y otras legumbres. Cultivos todos ellos resistentes al viento, el principal adversario en el día a día de los habitantes del caserío. La mayor parte de la producción se destinaba a consumo propio y lo que no se consumía, se vendía o se cambiaba en otros caseríos y pueblos cercanos como Chío o Arguayo hacia al sur, donde se podían obtener higos pasados o fruta con la que complementar la dieta.

La importancia del cereal en toda Canarias (ingrediente principal del gofio, fuente de alimentación primaria en las islas, sobre todo para las clases más populares), se ejemplifica a la perfección en Teno Alto. Un espacio productivo limitado, con una población de nunca llegó a superar los 400 habitantes en su época de mayor esplendor, en donde se concentran más de cincuenta eras, con unas estructuras diferenciadas y con matices originales, sin apenas comparativa en otras zonas de Tenerife.

El histórico aislamiento de los habitantes de Teno Alto explica, por otra parte, el porqué de muchos procesos y tradiciones tan vivas en la zona. Basta saber que hasta 1972 no se construyó la actual carretera que une el caserío con El Palmar, en la subida desde Buenavista del Norte, principal localidad de la zona. Hasta entonces, tres caminos antiguos eran las únicas vías de entrada o salida para acceder a otras zonas de la isla, que variaban en dureza y que en función de ello eran usados tradicionalmente por las clases más populares o más adineradas. Todo un símbolo de las diferencias sociales.