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Tradiciones centenarias y magia volcánica en El Hierro

La isla de EL HIERRO, la más pequeña, occidental y meridional de todas las Islas Canarias, es un lugar con un misticismo, belleza y encanto difícil de explicar con palabras. En El Hierro, las cosas no ocurren, fluyen… no suceden, surgen. De naturaleza volcánica exuberante, se diferencia del resto de las Canarias en que es una isla geológicamente hablando joven, con paisajes y formaciones marcadas por preciosos malpaíses y espectaculares acantilados en muchas zonas de costa. A pesar de contar con una superficie que apenas supera los 260 kilómetros cuadrados, su altitud máxima es de 1.500 metros, lo que unido a los benditos ALISIOS, los característicos vientos húmedos del noroeste que soplan en Canarias, han conformado el marco perfecto para albergar una diversidad biológica única de fauna y sobre todo flora. Pensar en El Hierro es pensar inevitablemente en sus características SABINAS moldeadas al capricho del viento, en su endémico LAGARTO GIGANTE, en el romanticismo del ÁRBOL SANTO GAROÉ, en el carácter afable y cercano de sus habitantes y, por supuesto, en innumerables muestras de tradición y de folclore centenario que, no sólo perviven, sino que marcan el día a día de la isla.

Esta propuesta de ruta pretende reivindicar todo lo bueno y diferente que tiene una isla como El Hierro, pequeña, casi desconocida, pero muy viva y con mucho que ofrecer. Todo ello desde una óptica diferente, positiva y poniendo en valor multitud de recursos etnográficos y medioambientales  desde su rica perspectiva sonora. Empezando por las fiestas patronales de la BAJADA DE LA VIRGEN, que marcan el ritmo en la isla y hacen que los herreños cuenten los años de cuatro en cuatro. Siguiendo por las duras condiciones de vida en el pasado que marcaron el carácter y agudizaron el ingenio de sus habitantes. Pasando por elementos muy característicos como el árbol Santo o Garoé o los BUFADEROS, un espectáculo visual y sonoro en donde el mar y el carácter volcánico de la isla se unen en un matrimonio perfecto. Sin olvidar el trabajo incansable de artesanos: hombres, mujeres, herreños y herreñas cuya memoria aún hoy está más viva que nunca. El Hierro es uno de esos lugares que la Madre Naturaleza creó para ser visitado al menos una vez en la vida.

CURIOSIDADES Y DATOS A TENER EN CUENTA

  • LAS MUDADAS: Este es el nombre por el que se conoce a un fenómeno migratorio interno en El Hierro que se prolongó hasta bien entrado el siglo XX y que conllevaba hasta cuatro cambios de domicilio estacionales a lo largo del año por parte de los habitantes de la isla. Las MUDADAS se hacían motivadas por buscar mejores pastos para el ganado, para buscar condiciones climáticas más benignas o coincidiendo con épocas de siembra o recogida de diferentes cultivos. Lo limitado de su territorio y la escasez de agua acrecentaron la necesidad de agudizar el ingenio para aprovechar al máximo los recursos que una isla tan pequeña y abrupta como esta podía ofrecer. A pesar de lo duro del día a día, es curioso cómo la gente de una cierta edad recuerda aquella época como tiempos felices, en la que todos y todas tenían que arrimar el hombro, pero siempre con una sonrisa en la cara. La máxima expresión de este contexto son los CANTOS DE LA MEDA, un canto tradicional de mucho arraigo en la isla de El Hierro que, antiguamente, se cantaba mientras se trabajaba en faenas agrícolas o también cuando había fiestas. Solían ser piques improvisados entre 2 ó más personas, en donde se alternaban versos de 16 sílabas con el pie de Meda, un verso que siempre se repetía de 8 sílabas. También se hacía con romances con los que no se improvisaba y, tanto en uno como en otro caso, son auténticos símbolos de folclore tradicional de la isla, que simbolizaba un modo de vida en donde la alegría se imponía a las duras condiciones. Un contexto en el que se vivía lógicamente en completo equilibrio con los recursos y en donde todo estaba conectado. Las actividades de PASTOREO en El Pinar y la Dehesa eran muy comunes y los telares de madera para tratar la LANA también, con los que se hacían cubrecamas, mantas, traperas o las populares TALEGAS o ALFORJAS, los bolsos que acompañaban a los pastores con un buen queso y comida para aguantar la jornada de trabajo en el campo con el ganado. Las duras condiciones de vida en la isla se agudizaron en momentos puntuales de la historia principalmente debido a sonadas sequías, lo que motivó ciclos migratorios hacia el exterior en busca de una vida mejor, especialmente a mediados del siglo XX hacia Tenerife y sobre todo a VENEZUELA, como tantos y tantos canarios del conjunto de las siete islas.
  • NATURALEZA VOLCÁNICA EXUBERANTE: Declarada Reserva de la Biosfera en el 2000, el 58% de su superficie está protegida, lo que da una idea de su valor y riqueza. Con “tan sólo” 1,2 millones de años de antigüedad, El Hierro es la más joven de todas las Islas Canarias. Numerosos malpaíses y acantilados de hasta 1.000 metros de altitud jalonan su costa, en un territorio atravesado por una impresionante dorsal coronada por una meseta que conforma una dehesa, un territorio ideal para el ganado sin comparativa en cualquier otra de las Canarias. El paisaje de El Hierro no se entiende ni interpreta sin tener en cuenta que hablamos de una isla con la mayor densidad de volcanes de Canarias, con más de 500 cráteres a cielo abierto y otros 300 cubiertos por coladas de lava más recientes. Sin ir más lejos, la enorme depresión que supone el Valle del Golfo se creó en un período con numerosas erupciones que provocaron un desprendimiento de tierra y un consiguiente tsunami. El 90% de su costa son acantilados y apenas hay playas de arena, aunque abundan los charcos y formaciones volcánicas de gran belleza en donde es posible tomar un baño. Toda esta magia volcánica ha dado lugar a numerosos recursos geológicos, de los que probablemente el mayor estandarte son los BUFADEROS. El origen de esta palabra canaria que viene del verbo bufar, del español antiguo, significa soplar y da nombre a una formación muy común en islas volcánicas y, por tanto, habitual en todo el archipiélago canario. Se trata de cuevas, generalmente de pequeño tamaño y muy cercanas al mar, que cuentan en su techo con un agujero a modo de claraboya. Cuando las olas entran y tapan la boca de la cueva, tanto el aire que había en su interior como el agua que va introduciendo la marea salen despedidos por el orificio superior alcanzando alturas de varios metros, a la vez que emiten un fuerte sonido: el bufido. Un elemento muy característico que en algunas zonas de la isla de El Hierro impresionan por su belleza visual y sonora.
  • LOS BIMBACHES: Es el nombre por el que se conoce a los antiguos pobladores de la isla antes de la conquista castellana a mediados del siglo XV. Pueblo pacífico y con una compleja estructura social, a pesar de vivir en una cultura propia del Neolítico. Habitaban en cuevas o en sencillas construcciones de piedra seca, que en algunos casos fueron aprovechadas por los colonos castellanos para situar sus primeros asentamientos, como en el caso del poblado de Guinea en el Golfo, en la actualidad todo un museo etnográfico y arqueológico al aire libre que reproduce la vida allí desde el siglo XV en adelante. Un lugar en donde también se encuentra situado un lagartario con una muestra de ejemplares del LAGARTO GIGANTE de El Hierro, una especie endémica de la isla que llega a alcanzar los 60 centímetros de longitud, que en el pasado habitaba en toda la superficie insular pero la actividad humana y la introducción de especies foráneas lo ha llevado al borde de la extinción. El poblado de GUINEA fue, junto con LA ALBARRADA (junto al actual pueblo de San Andrés) y LAS MONTAÑETAS (por encima de Guarazoca y El Mocanal), los tres asentamientos más antiguos en la isla de El Hierro. La presencia de los BIMBACHES ligada a esta tierra perdura en el imaginario colectivo gracias, en buena medida, al árbol GAROÉ o árbol santo. Un majestuoso ejemplar de TIL situado en uno de los puntos más altos de la isla, cuyas hojas mecidas por los vientos húmedos alisios destilaban agua hasta varias albercas cercanas. Constituía por aquel entonces una de las pocas fuentes de agua dulce de la isla y ha dado pie a una leyenda, que cuenta como los BIMBACHES ocultaron su existencia a los recién llegados conquistadores castellanos, con la esperanza de que desistieran de asentarse en aquellas inhóspitas tierras ante la falta del líquido elemento. Según la leyenda, una joven bimbache de nombre AGARFA, enamorada de un soldado andaluz, le condujo hasta el árbol, traicionando a los suyos y propiciando la definitiva rendición ante los conquistadores. Con leyenda o sin leyenda, de la existencia del árbol nadie duda y lo cierto es que existen documentos escritos que constatan que, en 1610, un temporal de viento lo arrancó de cuajo de la tierra, acabando con esa fuente de agua y propiciando que los españoles ya instalados en la isla pidiesen ayuda a la corona ante la sequía que se avecinaba. Se cuenta que muchos acabaron pereciendo de sed y, sea como sea, para hacer honor a la historia, en 1948 se plantó en el mismo lugar un nuevo ejemplar de TIL, Bien de Interés Cultural en el Paisaje Protegido de Ventejís, que hoy en día luce espectacular. Visitarlo, con las albercas repletas de agua, supone entrar de lleno en la leyenda de este icono sagrado y sumergirte en lo que un día fue un punto crucial y estratégico en la isla
  • BAJADA DE LA VIRGEN DE LOS REYES: Se dice que los herreños cuentan los años de cuatro en cuatro y hace falta muy poco tiempo en la isla para darte cuenta que  no es ninguna exageración afirmarlo. El primer sábado del mes de julio, cada cuatro años, tiene lugar una celebración cuyo origen se remonta hasta tiempos inmemoriales, que constituye una fiesta singular de mucho arraigo en la isla y que marca el ritmo de sus habitantes. La Bajada de la Virgen de los Reyes, patrona de El Hierro, es una romería en la que los herreños y herreñas llevan a la virgen en una silla de madera denominada “coso” desde su santuario en la Dehesa, al sur de la isla, hasta la villa de Valverde, capital de la isla. Un recorrido de 28 kilómetros que se prolonga durante todo un día y que va pasando por todos los pueblos de la isla, acompañado de bailes y cantos al son de los TAMBORES, los PITOS HERREÑOS y las CHÁCARAS. Durante el recorrido, cada pueblo se encarga de llevar la virgen y bailar a su alrededor a su paso por su territorio, teniendo que pasarla al pueblo vecino al llegar a la raya divisoria, momento en el que el que recibe a la virgen debe imitar (el baile y el ritmo de tambores, pitos y chácaras) para que el traspaso pueda realizarse, lo que origina piques y todo un espectáculo. Como lo es también la parada en la Cruz de los Reyes, a mitad del camino, momento en el que se aprovecha para almorzar, descansar y recitar las LOAS, que son romances de amor y devoción por la patrona. En cualquier caso, la Bajada de la Virgen es, más que una fiesta de carácter religioso, la manifestación etnográfica y cultural más importante de la isla de El Hierro, en tanto en cuanto se trata de una celebración que ha perdurado tal cuál a lo largo de los siglos, que se mantiene muy viva en el corazón de todos los herreños y que indirectamente condiciona muchas actividades paralelas como los ensayos regulares de los diferentes grupos folclóricos de todos los pueblos (que han de estar preparados y en forma para el día de la bajada), así como numerosas actividades artesanales en torno a la elaboración de tambores, pitos o chácaras, indispensables para poder conjugar el ritmo y sonido característico de la fiesta.

UN POCO DE HISTORIA

Hasta que América fue descubierta, la isla de El Hierro fue considerada como el fin del mundo conocido. Ptolomeo, ya en el siglo II, trazó el meridiano cero en el extremo occidental de la isla, hasta que ya en el siglo XIX dicho meridiano fue trasladado a Greenwich. Se cree que los antiguos pobladores de la isla, los Bimbaches, llegaron a El Hierro en el siglo V a.C. procedentes del norte del Sahara, permaneciendo aquí incomunicados en una particular Edad de Piedra propia del Neolítico hasta la llegada de los conquistadores castellanos en el siglo XV. Al igual que en La Gomera, Cristóbal Colón hizo escala en la isla de El Hierro en uno de sus viajes hacia América, en concreto en el segundo, para buscar provisiones y esperar mejores condiciones de viento para atravesar el Atlántico.

Después de la conquista se han dado algunos procesos sociales y migratorios que han marcado el devenir de los acontecimientos en la isla. Por un lado, la emigración hacia islas mayores como Tenerife o sobre todo Venezuela y en menor medida Cuba o Puerto Rico fue muy característica en momentos puntuales de la historia, sobre todo a mediados del siglo XX. Las razones fueron prolongadas sequías que conllevaron hambrunas y un empeoramiento de las ya de por sí duras condiciones de vida. Por otro lado, en el siglo XIX tanto El Hierro como Fuerteventura se convirtieron en lugares de destierro para políticos liberales, médicos y militares indeseados en Madrid, lo que sin embargo fue sumamente beneficioso para la isla, ya que ello permitió elevar el nivel cultural y de servicios.

Entre los años 1702 y 1704 sucedió otro significativo hecho que marcó el curso de la historia durante muchos años en El Hierro. Una prolongada sequía hizo que se perforasen pozos buscando agua potable, como fue el caso del Pozo de Sabinosa, que se terminó convirtiendo en el Pozo de la Salud. A pesar de que las aguas que se extraían de aquí eran un tanto salobres, servían para dar de beber al ganado, aunque pronto adquirieron otros usos ya que se constató que las personas que bebían de esta agua mejoraban su salud. El médico Leandro Pérez, que llegó a la isla desterrado, comprobó dichas propiedades minero-medicinales, hasta el punto de que se llegó a exportar su agua embotellada y se llegó a construir un balneario, en los que se obtenían tratamientos de salud y recuperación con las aguas del pozo.

Localización

Latitud: 27.737023   |   Longitud: -18.022499

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