Una cuidada selección de bodegas, restaurantes, alojamientos, museos, enotecas, empresas de servicios turísticos… permiten descubrir un mundo, una tradición y una manera de ser, basada en su identidad vitivinícola.
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Las fiestas y las ferias son un capítulo importante de la cultura penedesenca, que sin duda disfruta de una identidad propia, pese a contar con muchos elementos en común con las tradiciones de Camp de Tarragona. La fiesta es todo color, música, fuego y, ante todo, tradición. Los castillos son todo un símbolo de la comarca, tal y como queda evidenciado gracias al hecho de que Vilafranca disponga de “la plaza más castellera”, en la que cada 30 de agosto (fiesta de Sant Fèlix y dentro de los actos de la Fiesta Mayor) se consuma el privilegio de reunir a las mejores “collas” del momento.
Muchos municipios de la comarca tienen sus propios bailes folklóricos. Entre ellos, las formaciones de diablos, siendo muchas de ellas centenarias. El calendario festivo también cuenta con las numerosas fiestas señaladas a lo largo del año: la fiesta mayor de Vilafranca (a finales de agosto), la fiesta de la Filoxera de Sant Sadurní (8 de septiembre), el Terrazel de Sant Llorenç d’Hortons (10 de agosto), la fiesta de Santa Lucía de Gelida (en diciembre) y el pesebre viviente de Les Gunyoles (diciembre y enero, siendo uno de los poquísimos en Catalunya que es hablado). Igualmente hay que mencionar las ferias y mercados, destacando las Ferias de Mayo, la Feria del Gallo de Vilafranca y las Fiestas de Sant Sadurní, así como la Feria de Artesanía de Torrelles de Foix. Los mercados también gozan de una excelente vitalidad en Vilafranca (los sábados), en Sant Sadurní d’Anoia (los jueves) y en Santa Margarida i els Monjos (los domingos).
En la mesa, acompañando los vinos y cavas penedesencos, también se reserva un espacio privilegiado para una rica y gustosa gastronomía autóctona. La cocina más tradicional es la de las aves de corral, bajo el reinado de los patos mudos y los gallos de raza Penedès. La comarca siempre se ha dedicado a la crianza de aves de corral, que recibe una alimentación natural. Por ello, no resulta una casualidad que los huevos penedesencos fuesen los más caros de Catalunya y todavía hoy en día se mantiene la Feria del Gallo de Vilafranca. Los restaurantes no olvidan la buena cocina de aves de corral, ofreciendo una carta en la que también se pueden encontrar platos de temporada, como el xató, típicos de las comarcas del Penedès y el Garraf.
Merecen mención los embutidos de elaboración artesanal y la pastelería, las catànies de Vilafranca y los carquiñolis de Sant Quintí de Mediona y de Torrelles de Foix, así como la coca de Mediona y las garlandes típicas de Semana Santa.
L’Alt Penedès es una de esas comarcas que hay que recorrer sin prisas. Para percibir su extenso patrimonio natural y cultural es recomendable pasear por los distintos itinerarios de senderismo que se han diseñado a través de la amplia red de caminos que cruza la comarca. A pie, a caballo o en bicicleta son tres maneras de adentrarse en la riqueza de estos senderos, disfrutando de su naturaleza y de los valores arquitectónicos que suponen sus castillos, iglesias y ermitas.
La oferta incluye diez itinerarios ya diseñados: Camino del Sumoll (recorre el río Bitlles y la sierra del Bolet), camino del Xarel·lo (en el corazón del mundo del cava), camino de la Parellada (por la planicie norte de la comarca, entre los ríos Foix y Anoia), camino del Samsó (la zona más elevada y abrupta del Penedès), camino de l’Ull de Llebre (con ascensión al Castellot de Castellví de la Marca), camino del Macabeu (por los alrededores de Vilafranca), camino del Monastrell (con un trazado ondulado, recorre las planicies del río Foix), camino de Montserrat (une Vilafranca con Piera – comarca de l’Anoia- y la antigua ruta para ir a pie a Montserrat), camino de la Garnatxa (une la sierra del Ordal con el tramo bajo del l’Anoia) y el camino del Subirat Parent (con un recorrido circular por el Ordal).
Pese a que el paisaje más conocido es el que ofrecen las viñas, l’Alt Penedès también dispone de zonas boscosas y húmedas, con su flora característica. Por ejemplo, el Parque del Foix incluye un área protegida de 2.900 hectáreas. Su gran variedad de ambientes ecológicos, con del pantano de Foix como elemento vertebrador, se complementa con el imponente castillo de Castellet. Por su parte, los diferentes equipamientos y servicios del Parque Natural del Garraf y Comarcal de Olèrdola, de 12.820 hectáreas, ofrecen todo tipo de información para no perderse ningún detalle de todos los matices que ofrece su biodiversidad.
El agua también forma parte del patrimonio de una comarca que cuenta con un buen número de fuentes en sus municipios. Sin embargo, cuando se trata de agua, los parajes por excelencia de l’Alt Penedès son las fuentes de Les Deus (en Sant Quintí de Mediona) y Les Dous (en Torrelles de Foix). Les Deus conforman un paraje formado principalmente por rocas calcáreas, solubles en agua, que con el paso del tiempo se han ido convirtiendo en espectaculares simas y cuevas, con estalactitas y estalagmitas incluidas. En Torrelles de Foix, Les Dous son una fuente con 35 caños, en el entorno engargantado por donde baja la riera de Pontons. Dispone de una zona de ocio, con aparcamiento, piscina, bar, mesas y un parque infantil.
La comarca conserva numerosos testimonios de los distintos estilos arquitectónicos, desde los castillos de la Marca Hispánica hasta el modernismo de finales del s. XIX.
Hacer un recorrido por la comarca también puede significar dar un paseo por la arquitectura de nuestro país y su historia. El patrimonio cultural penedesenco incluye testimonios interesantes de cada una de las épocas que ha dejado huella en l’Alt Penedès. En los siglos X y XI, por estas tierras pasaba la Marca Hispánica e incluso en la actualidad se conservan algunos de aquellos castillos que en su día sirvieron de frontera entre la Cataluña Nueva y la Cataluña Vieja, entre la Cataluña cristiana y la Cataluña sarracena. Interesantes resultan también las visitas a los castillos de Castellet, de Gelida, de Mediona, de Olèrdola y de Sant Martí Sarroca.
Entre los edificios religiosos más emblemáticos están el monasterio de Sant Sebastià dels Gorgs, situado en el municipio de Avinyonet, declarado bien cultural de interés nacional. La primera noticia del monasterio data del año 1030. La iglesia es de nave única, con un campanario de tradición lombarda y un claustro. La Iglesia de Sant Martí Sarroca y el hospital de Olesa de Bonesvalls son otros ejemplos del románico penedesenco.
En Vilafranca, el románico y el gótico los podemos encontrar en la capilla de Sant Joan y la basílica de Santa Maria. Más allá del territorio religioso, en Vilafranca también hay que tener en cuenta el palacio real de Pere el Gran (hoy en día Museo del Vino) y el palacio Baltà, mientras que en Sant Pere de Riudebitlles se encuentra el palacio de los Marqueses de Lión.
En las iglesias, ermitas y palacios civiles medievales, hay que sumar las casas y el patrimonio industrial de estilo modernista, propio de la época de más esplendor económica de la comarca. Vilafranca y Sant Sadurní disponen de sus propias rutas de modernismo, aunque este estilo también se puede localizar en otros municipios de la comarca. El paradigma del modernismo en la comarca son las cavas Codorníu de Sant Sadurní, obra de Puig i Cadafalch.
El recorrido transcurre por las localidades de Avinyonet del Penedès, Castellet i la Gornal, Castellví de la Marca, El Pla del Penedès, Font-Rubí, Gelida, La Granada, Les Cabanyes, Mediona, Olèrdola, Olesa de Bonesvalls, Pacs del Penedès, Pontons, Puigdàlber, Santa Fe del Penedès, Santa Margarida i els Monjos, Sant Cugat Sesgarrigues, Sant Llorenç d´Hortons, Sant Martí Sarroca, Sant Pere de Riudebitlles, Sant Quintí de Mediona, Sant Sadurní d´Anoia, Subirats, Torrelavit, Torrelles de Foix, Vilafranca del Penedès, Vilobí del Penedès, Banyeres del Penedès, La Llacuna, Sant Esteve Sesrovires, Masquefa, Castellvi de Ronsanes.
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