Santo Domingo de Silos

Villa de Santo Domingo de Silos

Situada al sudeste de la provincia de Burgos, Santo Domingo de Silos se asienta en la parte oriental del valle de Tabardillo, a unos 1000 metros de altitud rodeada de montes cubiertos de encinas, enebros y pinos, bajo un paisaje austero pero pintoresco, debido a las caprichosas formas que las aguas han labrado en estas rocas calizas.

No se sabe muy bien la fecha de los primeros asentamientos humanos pero estos nos trasladan a la prehistorica Edad de Bronce, siglo X a.C., aunque se han encontrado también restos celtibericos, romanos y visigoticos.

El actual núcleo urbano del pueblo de Silos tiene sus orígenes en el fuero de Alfonso VI, rey de Castilla y León, concedió a la abadía, en 1098, por el cual el abad podía poblar junto al monasterio, quedando estos colonos bajo la protección y vasallaje del abad. La villa de Silos dependió del abad hasta el año 1440, fecha en que los monjes vendieron la villa de Silos a la casa de los Velasco, Condestables de Castilla, así lo atestigua el escudo que puede verse en la puerta de la Fuente.

La historia de la villa de Santo Domingo de Silos y de su Monasterio han ido siempre de la mano, mas icluso cuando es a partir de la creación de la Abadia Silense, cuando l a población de Silos empieza a cobrar relevancia. Con la llegada en 1041 del monje Domingo Manso, natural de Cañas (La Rioja), el monasterio se restaura y da origen a un movimiento espiritual y cultural, traspasando la grandiosidad del claustro románico y la vida de los monjes hasta los limites de sus montes.

Santo Domingo de Silos tiene una vinculación directa con la historia de la lengua Castellana ya que fue en este lugar, más concretamente en el monasterio de la localidad de Santo Domingo, donde se escribieron las Glosas Silenses, una de las primeras manifestaciones escritas en lengua castellana de las que tenemos constancia.

La villa ha perdido casi por completo su aspecto medieval de recinto amurallado, pues solo quedan dos puertas, la de San Juan y de la Calderera, y los paños de murallas cierran la huerta del monasterio.

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