Real Fuerte de La Concepción

En 1640, el pueblo de Lisboa se levanta en armas contra su rey. El rey Felipe El hermoso, absorbido por la guerra con Francia y por el levantamiento catalán, no pudo dirigir sus tropas a tierras portuguesas, y en 1641 proclaman rey al duque de Braganza, con el nombre de Juan IV de Portugal.

Los años de unión entre ambos reinos habían dejado indefensa una frontera que ya no se necesitaba. Felipe IV tardaría casi veinte años en intentar la recuperación de la corona portuguesa. La reacción comenzó tras la firma con Francia en 1659 del Tratado de los Pirineos.

Se destinaron tres ejércitos para invadir Portugal y se dio el mando del ejército central al duque de Osuna. El general tuvo la idea de levantar un fuerte para servir de base a su ejército. Inicialmente sólo fue autorizado a fortificar Vale da Mula (localidad en la zona portuguesa de la frontera) y con la colaboración de sus ingenieros, dirigidos por Simón Jocquet, se comenzaron las obras en el cerro de Gardón (en la parte española). La construcción del fuerte se inició en 1663, coincidiendo con la festividad de la Inmaculada Concepción, por el que recibió su nombre. En 1664 se concluía esta primera fase, comunicando al Consejo de Guerra que era capaz de albergar una guarnición de 1.500 infantes y 200 caballos. Este era un amplio patio cuadrado, con baluartes pentagonales en los ángulos, socavado todo en la tierra y reforzado con maderos, fajinas y cestones.

Las tropas al mando del duque fueron derrotadas en la Batalla de Castelo Rodrigo, el 8 de junio de 1664. Este hecho aparto al duque del mando. Desde la Corte, el Consejo de Guerra ordenó la demolición del fuerte, realizándose en parte el 30 de octubre, sin cumplir el año desde que se había iniciado la construcción.

Entre 1730 y 1735 José Patiño, ministro de Felipe V, impulsa de nuevo este enclave dada su importancia como fuerte para establecer una línea de fortificaciones que contrarresten las plazas fuertes de Portugal en Olivenza, Elvas, Valença do Miño y sobre todo Almeida. Así en 1735 se encarga a Pedro Moreau el proyecto del definitivo Fuerte de la Concepción. Los trabajos comenzaron un año más tarde. Las obras de fortificación de Orán y Cádiz desplazaron a Moreau de la construcción, de 1740 a 1747 y de 1750 a 1753 cuando se le reemplazó por Antonio de Gaver y Juan Giraldo de Chaves. Pero a finales de 1753 volvió a dirigir los trabajos que concluyeron en 1758. A partir de 1737 participó en la construcción del Fuerte Manuel de Lara Churriguera, encargándose de la decoración de la puerta principal junto a su hermano José que realizó el escudo.

DESCRIPCIÓN

Edificio principal del castillo

El Fuerte de la Concepción es un castillo abaluartado, que responde en su fábrica a las mejores y más eficaces normas constructivas aplicadas a la defensa de las plazas en el siglo XVIII. Está formado por una planta cuadrada, regular, de recias cortinas de granito. En cada uno de ellos se abren nueve naves o casernas con bóvedas a prueba de bombas. Tres de las naves de los lados estaban dedicadas a alojamiento de oficiales, tropas y caballos; las de la cortina de la puerta principal estaban dedicadas a almacenes de víveres, piensos y municiones, las laterales y las centrales, a cuerpos de guardia. Cada una de las esquinas está formada por un baluarte lleno pentagonal, llamados del Rey y de la Reina, los que se enfrentan a Portugal y del Príncipe y el Infante, los que miran a Aldea del Obispo.

Frente a los lienzos de la muralla se levantan los revellines, también pentagonales, con gola abierta, al estar fuertemente defendidos desde la cortina de la fortificación, y que también facilitaban un posible refuerzo o retirada. En el revellín oriental permitía el acceso a carruajes desde el exterior y donde se iniciaba el puente que llevaba hasta la puerta principal.

Las cubiertas de las naves, de los baluartes y revellines constituían las plazas de armas o adarves para la defensa, que contaban con espacio para 59 cañones en el castillo y 9 en cada revellín, protegidos por los correspondientes merlones. Un profundo foso rodeaba al castillo y los revellinespara impedir infiltraciones del enemigo.

Fortín

Se construyó un fortín para salvar la mayor altura del cerro hacia su prolongación meridional, recibió el nombre de San José, en forma casi de hornabeque con las características generales de la fortaleza y equipado con nueve cañones y con casernas y almacenes con bóvedas a prueba de bombas.

Caballerizas

A medio camino uniendo el castillo y el fortín, que se accedía desde el foso por una caponera, se levantó un cuartel de caballería dividido en dos partes por el camino cubierto que podía alojar a 90 caballos y sus jinetes. Estaba compuesto de dos pisos: el inferior, con pesebres de piedra y el superior con dormitorios para los hombres dotado de aspilleras para la defensa y techo a prueba de bombas.

Pocos años estuvo el fuerte completo. El 20 de julio de 1810, la invasión de Portugal por parte de Masséna, el general inglés Crawford, jefe de la División Ligera del Ejército de Wellington, procedió a su voladura sistemática, de acuerdo a las órdenes recibidas de su jefe. El fuerte resultó muy dañado, se derribaron las esquinas de los baluartes y partes de los revellines, resistió al bombardeo y a las minas y su estructura general quedó en pie.

Abandonado durante cincuenta años, los lugareños de la comarca tomaron sus piedras para sus edificaciones.

Desde octubre de 2012 está abierto al público como Hotel Posada Real Fuerte de la Concepción.

Se llega desde Madrid se accede por la autopista de la Coruña A-6, pasando por Ávila y Salamanca, dónde se enlaza con la autopista A-62 hasta llegar a la frontera con Portugal en Fuentes de Oñoro. Continuaremos durante diez kilómetros por una carretera que nos llevara al hotel Fuerte de la Concepción.