Son Vivot
Es una possessió localizada en Inca que, hasta el siglo XVI, se llamó Son Suau, debido a sus propietarios hasta aquel entonces. En el año 1581 ya era propiedad de Pedro Vivot y estaba documentada con el nombre de Son Vivot. Se trata de unas casas de possessió de grandes dimensiones, articuladas alrededor de un patio parcialmente abierto. La fachada principal, de grandes dimensiones, se levanta ante una carrera de tierra y tiene dos plantas y porche. El portal exterior, ligeramente situado más a la izquierda del eje de simetría, presenta un arco de medio punto, dovelas de piedra arenisca y jambas de sillares de piedra viva, coronado por un escudo de la familia Sureda, con la inscripción AIN 1672.
La parte derecha de la fachada está ocupada por una antigua torre de defensa, de planta cuadrangular y con tres plantas de alzado. En ella se observa un portón de arco rebajado en la planta baja, una ventana en el primer piso y otra en el segundo, con un perímetro de almenas como coronamiento. Bajo ésta se sitúa la bodega, una estancia que confirma la importancia que tuvo la viña en la posesión. Ante la entrada se levantan estancias agrícolas de una planta y porche de alzado, con un arco rebajado a la izquierda y un portal adintelado más a la derecha. Antiguamente, la finca contaba con una tafona o almazara, de la que quedan algunos restos.
Durante el siglo XVII, Son Vivot se configuró como el núcleo de un conjunto señorial de propiedades, entre las que había varios cobertizos y molinos de agua. En 1636, cuando el señor Jaime Ruiseñor era su propietario, tenía casas, capilla, bodega, almazara y molino de sangre, estando dedicada a olivares, algarrobos, higueras, frutales, viñedos y cultivo de cereales.
El 1664, la señora Francina Tomás Sureda, esposa del II Conde de Formiguera, Ramon Burgues Zaforteza, llamado el conde Mal, adquirió Son Vivot junto con Son Albertí. Ambas estaban descuidadas y sin cultivo desde hacía años y su gestión supuso un punto de inflexión. Dentro de la possessio estaban las ruinas de una acequia que llevaba el agua del torrente del Pont d'en León a las casas de Son Vivot. También era utilizada para regar el huerto. La nueva propietaria recuperó la acequia y, en el año 1668, le fue reconocido el derecho sobre el agua que había canalizado, aunque chocó con la oposición del señor de Talapi, Agustín Gual. La avenencia otorgó cuatro días semanales de uso para Son Vivot y tres para Talapi.
En 1675 se hicieron grandes obras de ampliación en las casas de Son Vivot y la capilla. A la muerte de la condesa, en 1674, la finca pasó a su sobrino, el señor Joan Miquel Sureda y de Santacilia.
Ya en 1782, Son Vivot era del marqués de Vivot, Joan Sureda y de Verí, quien en 1804 adquirió el agua de la acequia de sa Torrentera, consolidando a Son Vivot como una possessió de referencia, en donde se cultivaba trigo, olivos y se fabricaba aceite. La bodega, que data de principios del siglo XVIII, produjo vino con la etiqueta del Marqués de Vivot entre finales del siglo XIX y principios del XX. Ya avanzado el siglo XX, la finca pasó, por herencia, a los Montaner Sureda, dividiéndose entre el conde de Savellà, Pedro de Montaner Sureda y su hermana Dolores. En la actualidad, una de las dos partes de Son Vivot es un acogedor agroturismo. Situado en los bajos del Puig de Santa Magdalena, conserva el mobiliario original y la decoración tradicional de la época.
Latitud: 39.718951 | Longitud: 2.907338
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