Cantimpalos es la cuna de uno de los embutidos más conocidos de nuestro país, el chorizo que lleva su nombre. Aquí comenzamos la ruta que, con la vertiente norte de la Sierra de Guadarrama como escenario omnipresente, nos da la bienvenida a las tierras altas de Castilla.
Embutido elaborado a partir de carnes frescas de cerdo a las que se añaden sal y pimentón como ingredientes básicos y a las que también se puede incorporar ajo y orégano, sometidas a un proceso de secado y maduración. Según los chacineros segovianos “para hacer un buen embutido es preciso someter tanto a las carnes como a los diversos condimentos a varias operaciones manuales, físicas y biológicas”.
A 20 km al norte de Segovia se encuentra Cantimpalos, donde visitar la iglesia de la Inmaculada Concepción, obra del gótico tardío, con un singular retablo mayor de estilo barroco y columnas salomónicas. A la entrada del pueblo se encuentra la ermita del Cristo de las Cinco Llagas. Existen varias zonas y paisajes naturales de interés, sobre todo en primavera: la Laguna, la Alameda y la zona conocida como las “Jarviveras”, en el monte de Cantimpalos.
Dejamos esta localidad por la SG-V-2115 dirección a Pinillos de Polendos donde tomamos la CL-603 y posteriormente la CL-601 dirección Segovia. Nada más pasar por La Lastrilla divisamos en el horizonte Segovia capital. Hay un mirador en el que es aconsejable detenerse para observar la cara norte de la ciudad amurallada. Es una vista impresionante con la catedral y el alcázar como protagonistas.
Segovia fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985. Disfruta de un paseo por su arteria principal, la calle Real, desde la plaza del Azoguejo, a los pies del espectacular acueducto romano, hasta la Plaza Mayor, donde se encuentra la imponente catedral del gótico tardío, obra de Gil de Ontañón. A mitad de camino, la plaza de Juan Bravo, salva su desnivel con una escalera en torno a la cual se distribuyen edificaciones de la Edad Media -iglesia de San Martín- y del Renacimiento -la Casa de Juan Bravo-, que conforman un entorno de una belleza singular. Así como las pinturas murales del ábside de la iglesia de San Justo, del siglo XII.
En esta ciudad acogedora, en cualquiera de sus restaurantes es posible degustar los productos donde sin duda los reyes son el cordero y el cochinillo. Un postre ideal y que puede endulzarnos un poco más el viaje es El ponche segoviano, un postre muy arraigado en la ciudad de Segovia. Se elabora a base de fino bizcocho, que es rociado con jarabe, relleno de crema pastelera y cubierto por una fina capa de mazapán. Los aficionados a los productos hechos a mano tienen una cita ineludible en torno al 1 de mayo, cuando se celebra la Feria de Artesanía.
Retomamos el camino por la N-110 dirección Ávila. El primer pueblo que encontramos es Madrona donde existió un poblado visigodo y en el que destaca su iglesia parroquial de la Virgen de la Cerca, uno de los mejores ejemplos del románico segoviano.
Desde aquí accedemos a los bosques y al Palacio Real de Riofrío por la SG-P-7211. Volvemos sobre nuestros pasos para retomar la N-110 y, pasando por los pueblos de Fuentemilanos, Zarzuela del Monte, Ituero y Lama, divisamos Villacastín, final de nuestra ruta.
Villacastín situado en un lugar estratégico entre Segovia, Ávila y Madrid destaca por albergar la gran iglesia de San Sebastián, Patrimonio Histórico Nacional, de un estilo gótico herreriano que recuerda a El Escorial. Pasear por su entorno urbano nos permite contemplar el palacio de los Madrazo, el de los Condes de Alba Real -en la plaza de los Caños- o los Lavaderos de lana de Perella, también conocidos como Las Balsas, una agradable sorpresa al final de nuestro recorrido.
El último fin de semana de abril se celebra en Cantimpalos la Feria del Chorizo y el domingo más próximo al 5 de febrero tiene lugar la fiesta de Santa Águeda de Zamarramala. Sus protagonistas son las mujeres casadas y viudas, entre las que se eligen dos alcaldesas. Según la leyenda, en 1.227, cuando los tercios segovianos reconquistaron el Alcázar, las mujeres entraron en la fortaleza formando una rueda de baile; ante la hermosura y gracejo de las bailarinas, los guardias abandonaron sus puestos y perdieron la plaza.
Apenas hay que desviarse 2 km de la ruta para llegar al Palacio Real de Riofrío, un paraje natural de 625 ha poblado de gamos y ciervos. El edificio, de arquitectura italiana, gira en torno a dos escaleras principales, gemelas y simétricas. Durante el reinado de Fernando VI (1746-1759), la reina Isabel de Farnesio adquirió el Coto de Riofrío e inició la construcción de un nuevo Real Sitio en el que pasarían largas temporadas Francisco de Asís, esposo de Isabel II, y Alfonso XII tras la muerte de su esposa, María de las Mercedes. De esos reinados data la decoración de las habitaciones reales, que ocupan la mitad de la planta principal. El resto lo ocupa el Museo de Caza, uno de los más importantes en su género.
Latitud: 40.950798 | Longitud: -4.12365
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