Ruta del Guisante Lágrima, el Caviar de la Huerta Gipuzkoana

El Guisante Lágrima Costa conocido como el caviar de la huerta o caviar vegetal, se cultiva al norte de Guipúzcoa. Es una de las legumbres más caras y codiciadas del mundo debido a que su cultivo y recolección es totalmente artesanal. El guisante lágrima costa es recogido y pelado a primera hora de la mañana a mano, y se produce en tan sólo cinco hectáreas de la explotación Aroa de Getaria. De cada kilo sólo 80 o 90 gramos son considerados perfectos para su consumo, por lo que su precio llega alcanzar los 200 euros por kilo.

Estos exquisitos guisantes son tan buenos y sabrosos que se consumen crudos o atemperado con un leve toque de aceite de oliva virgen extra con virutas de jamón y huevo escalfado.

Se plantan de octubre a febrero y se recolectan de febrero a junio.

La Ruta del Guisante Lágrima recorre las montañas y costa del litoral guipuzcoano, los rincones más destacados de Donostia/San Sebastián y las villas marineras de sus alrededores donde se consume este manjar vegetal.

Nuestra primera parada es Donostia/San Sebastián, ciudad situada en un enclave único dominado por el mar Cantábrico y las montañas que la preceden, es hoy una de las ciudades más elegantes y ha sido declarada Capital europea de la cultura 2016. Por tanto, combina a la perfección una escapada por la cultura, gastronomía y naturaleza.

Su aspecto majestuoso, le viene dado por su arquitectura, sus playas y a la Bahía de la Concha llamada también la perla del Cantábrico. La Playa de Zurriola es activa y joven ya que ha sido un destino imprescindible para los amantes del surf. Por último la playa de la isla de Santa Clara con apenas 30m. de longitud, nos expone al capricho de las mareas, a menos que se opte por disfrutar de su terraza o de su piscina natural.

El plato fuerte de Donostia/San Sebastián es su buen vivir y mejor comer, pintxos y grandes restaurantes de los mejores chefs  harán las delicias de tu paladar. No en vano, es la ciudad con más estrellas Michelin por m2.

Siendo una escapada imprescindible para aquellos que saben disfrutar de la buena mesa. Esta ciudad te brinda la posibilidad de degustar los platos de los chefs más famosos del mundo Martín Berasategui, Juan Mari Arzak o Pedro Subijana. Por otra parte, puede abrir boca en el escaparate más impresionante de pintxos del mundo, que se puede encontrar en el casco antiguo de la ciudad. Al adentrarse en la Parte Vieja es inevitable visitar la Iglesia gótica de San Vicente, el templo más antiguo de la ciudad. Su interior sorprende al visitante por albergar uno de los mejores retablos del románico, obra de Ambrosio de Bengoechea y Juan de Iriarte. Además de unas impresionantes vidrieras y un órgano francés Cavaille-Coll, de 1868. Junto a ello, no puede pasar por alto la escultura “la Piedad”, del artista Jorge Oteiza, que acompaña su fachada lateral.

El corazón de la parte vieja es la Plaza de la Constitución. Su edificio central fue hasta la década de los cuarenta el Ayuntamiento de San Sebastián. Sus coloridos balcones tienen impresos unos números que nos remontan a su pasado como coso taurino. Hoy, sin embargo, la Plaza de la Constitución es un lugar lleno de vida y el escenario protagonista de las fiestas locales más importantes y tradicional tapeo.

Continuando el paseo por el casco antiguo, bien merece una parada, La Basílica de Santa María, impresionante fachada barroca y churrigueresca del s. XVIII. En el interior destacan el retablo Mayor dedicado a la Virgen del Coro, patrona de la ciudad y una escultura en forma de cruz de Eduardo Chillida. Elementos que han viajado en el tiempo hasta ser todo un legado de la ciudad.

Nuestra siguiente parada es Astigarraga, una villa que mantiene intacta la tradición de la sidrería vasca que se puede apreciar en sus caseríos típicos y calles empedradas. Entre los edificios patrimoniales tanto civiles como religiosos encontramos la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y la ermita de Santiagomendi; el palacio de Murguía, el fuerte de Txoritokieta del siglo XIX excavada en la roca y que presenta robustos muros de sillería. En esta localidad el guisante lágrima de costa tiene un protagonismo especial por lo que ha originado el Ilar Eguna o Día del Guisante como la del guisante, que se celebra a mediados de mayo en esta localidad.

Siguiendo la costa en dirección oeste alcanzamos la villa marinera de Zarautz. Esta es una de las localidades más turísticas de la costa guipuzcoana puesto que presume de tener la playa más extensa de Euskadi y su paseo marítimo con los palacetes y viviendas construidas por la alta burguesía del siglo XIX y el afamado restaurante de Karlos Arguiñano.

Continuamos la ruta en Getaria, pueblo del marinero Juan Sebastián Elcano. En Getaria, al lado del mar es donde se cultiva y crece el guisante lágrima que da sentido a esta ruta. Además este pueblo marinero, es en la actualidad un destino turístico reconocido por otras especialidades gastronómicas como el txakoli con Denominación de Origen, las conservas de pescado en salazón y los ricos platos a base de pescado fresco que se elaboran en cada restaurante y taberna.

La ruta llega a su fin en la villa marinera de Zumaia, rodeada de bosques de encinas y ubicada en uno de los tramos más bellos del litoral gipuzkoano, conocido también por los espectaculares acantilados de flysch. Al pasear por su casco antiguo de trazado medieval encontramos la parroquia de San Pedro y su moderno puerto deportivo.

Aquí se puede disfrutar de ferias y eventos gastronómicos únicos como el Gourmet Gauak en la que algunos restaurantes de la localidad ofrecen menús amenizados con música para el disfrute de todos los sentidos.

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