La provincia soriana está vinculada a la elaboración de la mantequilla. La Ruta de la Mantequilla de Soria es buena prueba de ello, ya que recorre los pueblos donde se fabrica, se detiene en la capital y finaliza en la denominada Soria Verde, donde pasta el ganado.
La mantequilla de Soria es un alimento con tradición e historia, que tiene sus orígenes en el Valle del Tera, situado en la zona norte de la provincia castellano leonesa, y caracterizado por la existencia de abundantes y ricos pastos, especialmente de vacas de raza Frisona o Pardo-Alpina con las que se elabora este manjar.
CURIOSIDADES A TENER EN CUENTA
Los pastores obtenían, mediante el reposo de la leche, la nata por separación del suero. Una vez acidificada o fermentada, batían esta nata en unos recipientes especiales de madera para, mediante un posterior amasado, obtener el producto final, en forma de rollo. Esta mantequilla natural, que allí se llamaba manteca, era elaborada de forma individual en casa de cada ganadero. Estas características de la mantequilla de Soria, vinculadas al particular método de elaboración, en la actualidad se obtienen mediante el uso del “bombo mantequero discontinuo” que asemeja el proceso tradicional, con el “manzadero“, ya que ambos sistemas producen aglomeración de los glóbulos grasos.
RECORRIDO
Iniciamos el trayecto en San Pedro Manrique, la villa más notable de las Tierras Altas. Su principal vía de acceso desde la capital es la N-111 hasta Garray, donde se encuentran los restos de la ciudad de Numancia. El primer asentamiento del Cerro de la Muela se remonta a la Edad de Bronce; más tarde, en la Edad de Hierro, llega hasta allí la cultura castrense y en el siglo IV a. C. se asientan los celtíberos, que fueron derrotados en el siglo II a. C. por los romanos después de una prolongada y heroica resistencia. Numancia ha sido declarada Bien de Interés Cultural. Los objetos recuperados en las sucesivas excavaciones realizadas se exponen en el Museo Numantino de Soria y en las salas del Aula Paleontológica del propio yacimiento.
Posteriormente tomamos la CL-115 para llegar a Oncala y de allí continuamos por la carretera local SO-650.
El pueblo de San Pedro Manrique conserva casas tradicionales sorianas de los siglos XVI y XVII que conforman un pintoresco entramado de calles estrechas y empinadas. Destaca su castillo, declarado Bien de Interés Cultural, así como la iglesia de San Martín de Tours, y la ermita de la Virgen de la Peña.
La fiesta más destacada de la ruta es la del Paso del Fuego de San Pedro Manrique, declarada Bien de Interés Turístico Nacional. Se trata de un ritual iniciático en el que los vecinos del pueblo participan generación tras generación. Quien logra superar la pirobacia -atravesar solo o con alguien a cuestas las brasas encendidas- se garantiza la vida eterna. Se celebra la noche del 23 de junio a los pies de la ermita de la Virgen de la Peña, concentrando a lugareños y turistas atraídos por un espectáculo en torno a una hoguera que convertirá mil kg de leña de roble en una alfombra roja de fuego.
Tomamos de nuevo la SO-650 con destino a Oncala. Desde la primavera hasta el otoño el paisaje que recorremos aparece salpicado de rebaños de ovejas merinas. Su encuentro nos prepara para la visita al Museo Pastoril, en el que se pueden apreciar las tradiciones asociadas a la trashumancia. Este desplazamiento anual del ganado desde las zonas altas destinadas a pastos de verano a las zonas bajas se ha practicado durante siglos en estas tierras. Un viaje figurado nos lleva por la Cañada Real Soriana Oriental hasta el valle de Alcudia (Ciudad Real), mostrando las costumbres, los útiles y los parajes a lo largo de 700 km por el centro de la Península. El museo también enseña cómo era la vida de las mujeres que quedaban en el pueblo durante el duro invierno -a menudo rodeado por la nieve, pues se encuentra situado a 1.300 m de altitud-, y los cambios que la actividad ganadera produjo en el paisaje local. En Oncala hay que visitar también la iglesia de San Millán, que alberga una colección de tapices bordados en la Fábrica Real de Bruselas, tejidos sobre cartones dibujados por Rubens y que, en origen, estaban destinados al convento madrileño de las Descalzas Reales.
Por la carretera local SO-615 nos dirigimos después a la capital, Soria invita a perderse por su bien conservado casco histórico. La calle Collado y la Plaza Mayor están dentro de una zona peatonal con comercios, bares típicos y pastelerías de escaparates tentadores, en los que la Mantequilla de Soria es protagonista.
La iglesia de Santo Domingo, construida en el siglo XII y declarada Monumento Histórico-Artístico, es una joya del románico castellano. Además de la concatedral de San Pedro de Soria. De origen románico, fue posteriormente monasterio agustino, convirtiéndose, tras la reforma que siguió a su hundimiento, en un templo gótico renacentista donde destaca el retablo mayor y el claustro.
Pero si lo que nos gusta es disfrutar de un paseo al aire libre, no podemos dejar de ir al parque Alameda de Cervantes, popularmente conocido como La Dehesa, un pulmón verde en cuyos árboles corretean numerosas ardillas.
En las afueras de la ciudad, aconsejamos la visita al monasterio románico de San Juan de Duero, joya arquitectónica del siglo XIII famosa por los arcos de su claustro. Perteneció a la orden militar medieval de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén.
Por la N-234 dirección Burgos llegamos a nuestro siguiente destino: Abejar, rodeado por impresionantes paisajes naturales -con bosques de pino albar, robledales y sabinares, hayedos, acebales- y por el pantano de la Cuerda del Pozo, conocido como el “mar de agua dulce” de Soria. Aparte de su entorno natural, tiene interés la ermita de la Virgen del Camino del siglo XVII, edificio de una sola nave con capilla mayor cubierta con bóvedas en forma de media luna.
Continuamos la ruta por la CL-117 entre paisajes naturales de gran valor ecológico, para llegar a nuestra última parada, entre las estribaciones de la sierra de Urbión y las de la sierra de Resomo en la denominada Soria Verde, se encuentra Covaleda. Entre otros rincones naturales, destacan el Raso de la Nava, el puente de Santo Domingo, la Piedra Andadera, la Mina del Médico o el puente de Soria, declarado Bien de Interés Cultural. Este último está situado a 2 km del casco urbano, sobre el río Duero, en una zona de gran valor paisajístico. También es impresionante, en el término de Vinuesa, la Laguna Negra. De origen glacial, está encajada entre laderas graníticas en plena sierra de Urbión y destaca por sus frías aguas, incluso en pleno verano.
Así, al lado de la Laguna Negra, entre los pueblos de Vinuesay Montenegro de Cameros, se encuentra el Punto de Nieve de Santa Inés. Situado en la Sierra de Urbión, este entorno natural donde en invierno se practican deportes de nieve como el esquí, snow, carreras de perros con trineo y paseos en motos de nieve.
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