La Ruta del Vino Ribera del Duero transcurre por Castilla y León, en pleno corazón de la Península Ibérica. Ribera es vino y gastronomía, es cultura y tradiciones, es monumentos con siglos de historia, es gente con estilo propio.
Siguiendo el río Duero, alcanzamos bellos municipios de las cuatro provincias de Burgos, Segovia, Soria y Valladolid. Habitada por más de 66.000 ribereños, cuenta con 21.000 hectáreas de viñedo plantado y más de 250 bodegas donde se embotellan anualmente casi 50 millones de litros de vino. Los vinos de la Ribera del Duero han adquirido con el paso del tiempo una personalidad única y son, a día de hoy, reconocidos mundialmente.
Realizando el recorrido de este a oeste y comenzando desde la provincia de Soria, llegamos a San Esteban de Gormaz. Esta localidad regada por el río Duero, conserva en su casco urbano interesantes ejemplos de arquitectura popular. Sin embargo, la arquitectura por excelencia en San Esteban es la románica. Además de las dos iglesias románicas de San Miguel y de Santa María del Rivero. El ayuntamiento ha abierto en un idílico paraje, el Parque temático del románico, donde el viajero puede conocer de cerca los principales templos románicos de Castilla y León a través de un paseo entre maquetas.
Muy cerca está la villa de Atauta, famosa por poseer el conjunto de bodegas tradicionales mejor conservado de toda la ruta de la Ribera del Duero. Son también reseñables las que se conservan en Langa de Duero, declarada Conjunto Histórico Artístico. El río atraviesa esta localidad, donde destaca el puente medieval. Recomendamos el paseo por sus callejuelas de trazado medieval y descubrir la ermita de la Virgen de Paul y la iglesia de San Miguel Arcángel Castillejo de Robledo, con las laderas de su castillo pobladas de lagares, sorprenderá a lo largo del recorrido por la incalculable belleza de su iglesia parroquial, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción. Su portada policromada y el interior poblado de frescos geométricos, dragones y dibujos florales aclaran la afirmación. En Castillejo hoy continúa viva la famosa Afrenta de Corpes, pues en sus inmediaciones está el robledal donde las hijas del Cid fueron apaleadas por sus maridos. Una placa, justo a la salida de la iglesia, lo recuerda, además de la señalización de la propia ruta.
El monasterio de La Vid adentra al turista en las tierras burgalesas de la Ribera del Duero. La espadaña de más de 30 metros de altura es la primera imagen que ofrece el monasterio, un descomunal edificio fundado en el siglo XII reformado en el siglo XVI. A orillas del río Duero, su vinculación al vino se observa en las viñas y en los lagares que quedan en los alrededores.
Aranda de Duero es otra de nuestras paradas imprescidibles en la provincia de Burgos. Ciudad de negocios e industria, pero que ha sabido mantener la tradición e historia en su casco histórico, adentrarse en la Edad Media bajando a conocer las bodegas subterráneas medievales que hay excavadas bajo las casas del casco histórico. El amante del enoturismo disfrutará de la visita de sus monumentos más emblemáticos como la fachada de la iglesia de Santa María o la de San Juan, el Palacio de los Berdugo o el puente medieval de las Tenerías que ofrece una bella panorámica sobre el Duero. Además podrá ampliar los conocimientos del mundo del vino en el Centro de Interpretación de la Arquitectura del Vino (CIAVIN). Todo ello, acompañado del placer de degustar la rica y variada gastronomía, encabezada por el lechazo asado, en sus muchos y excelentes mesones y restaurantes.
Muy cerca, los mosaicos romanos de Baños de Valdearados demuestran que la unión entre viña y vino se remonta a hace 2000 años en estas comarca.
En la Ribera del Duero vallisoletana, Peñafiel nos muestra desde muchos puntos de la Ribera del Duero, su castillo. Imponente silueta en buen estado de conservación acoge el Museo Provincial del Vino, una visita obligada para los amantes del vino, la cultura y el enoturismo.
En sus calles quedan restos de culturas pasadas, como el barrio judío, la popular Plaza del Coso con los tradicionales balcones de madera y sus monumentales iglesias y conventos como San Pablo, Santa María, Santa Clara... motivos por los cuales está declarado Conjunto Histórico Artístico.
El Cotarro de San Pedro, un hermoso cerro poblado de bodegas, indica que se llega a Pesquera de Duero, villa identificada de antiguo con el vino. La iglesia de San Juan Bautista y la de Nuestra Señora de Rubialejos, completan la oferta turística de Pesquera, en cuyas inmediaciones está el yacimiento arqueológico de Pintia. Valbuena de Duero, donde está la prestigiosa bodega Vega Sicilia entre otras, y el monasterio de Santa María de Valbuena, protagonizan la última etapa de la ruta por tierras vallisoletanas. Bañando sus vegas el Duero, el monasterio deslumbra por su belleza. De estilo cisterciense y declarado Bien de Interés Cultural en 1931 es la sede permanente de la fundación de Las Edades del Hombre. Dentro de esta ruta se enmarca el espacio natural de las Hoces del Río Riaza, entre los términos municipales de Montejo de la Vega de la Serrezuela, Maderuelo y Valdevacas de Montejo.
En lo alto de un cerro dominando el valle del río Duero se asienta Roa, desde hace más de 2.500 años este lugar ha visto marcada su trayectoria por las civilizaciones que en ella se han ido asentando; es el caso de su esplendoroso pasado celtibérico o de la posterior ocupación romana, la antigua “Rauda”, que formaba parte de la calzada que comunicaba Clunia y Astorga.
Hoy en día, Roa, está considerada el Corazón de la Ribera, donde el mundo del vino se ha convertido en parte fundamental del desarrollo cultural y económico de la zona. Establecida aquí la Sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero, que goza de unas instalaciones cargadas de mucha historia.
Visita indispensable en su paso por la villa son los monumentos que nos ofrece, como la Ex Colegiata de Ntra. Sra. de la Asunción del s. XVI, los restos de la muralla medieval que datan del s.XIII o el monumento a “El Empecinado” famoso guerrillero ahorcado en Roa en 1825. Ameno e interesante resulta el recorrido interactivo por el Parque Arqueológico llevando al visitante a épocas lejanas. Al igual, que se puede disfrutar de un paseo por el espléndido mirador del “Balcón del Duero”, que presta una vista panorámica inigualable y en él encontraremos elementos tan interesantes como una bombarda del s.XIV o el monumento en bronce al Cardenal Cisneros, otro personaje ilustre unido a la historia raudense.
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