Inmersión en la MALLORCA más auténtica a través de un circuito cicloturista de caminos rurales, en pleno contacto con la naturaleza y con espacios de gran valor ecológico y etnográfico. Un paseo por la interpretación de recursos y realidades, que siguen hoy en día más que presentes y que, a través de una mirada cómplice, permiten entender algunos procesos que han marcado el devenir de la vida en el municipio de CAMPOS y en general en la isla de Mallorca. Una oportunidad de salir de los típicos circuitos turísticos, sumergiéndonos en la realidad del MUNDO RURAL DE MALLORCA, la verdadera esencia y a su vez la verdadera desconocida para la mayor parte de los millones de turistas que visitan la isla cada año. Todo ello a través de oficios tradicionales, de razas autóctonas, de su paisaje, de costumbres y sensaciones que marcaron el carácter de los isleños durante siglos.
Aprenderemos a observar y no sólo a ver, a escuchar y a apreciar los sonidos y la magia del campo, en una ruta que marca un antes y un después de cualquier estancia en la isla de Mallorca. Con los MOLINOS DE CAMPOS, las SALINAS DE ES TRENC, razas autóctonas como la OVELLA ROJA o el PORC NEGRE como hilos conductores, todo ello con la bici como medio de transporte para disfrutar de forma slow, sin prisa pero sin pausa, de un recorrido en el que el tiempo se detiene para abrir una ventana al pasado. Echar la vista atrás para entender y comprender el presente. Un reconocimiento de numerosos elementos etnográficos y culturales, auténticos símbolos del patrimonio material e inmaterial de Mallorca, disfrutando de paisajes rurales que te atrapan por su belleza y autenticidad. Pedalea y déjate llevar por la Mallorca más genuina.
RECORRIDOS RURALES POR EL MUNICIPIO DE CAMPOS
- Volta des Revellar: Camino rural asfaltado en 5-10 kilómetros, en buen estado
- Rutamar: Carril bici asfaltado de 11 kilómetros en muy buen estado
- Volta des ametllers: Camino rural asfaltado de 5-10 kilómetros, en buen estado
- Ruta de Sa Barrala: Carretera secundaria de 15 kilómetros con tramos de caminos rurales
- Ruta de Sant Blai: Camino rural asfaltado de 2,6 kilómetros en buen estado
- Volta des Palmer: Camino rural asfaltado de 3 kilómetros en buen estado
- Ruta des Salobrar: Camino de tierra de 3 kilómetros, no apto para ruedas delicadas
CURIOSIDADES Y DATOS A TENER EN CUENTA
- MOLINOS DE RAMELL: A pesar de que en Campos llegó a haber 33 molinos de viento destinados a moler grano, la historia de este lugar no se puede entender ni interpretar sin tener en cuenta los MOLINOS DE RAMELL, los auténticos protagonistas de esta ruta, cuya función era la de extraer agua del subsuelo. El primer MOLINO DE RAMELL en Campos data de 1860, aunque a principios de siglo XX se dieron algunas circunstancias que impulsaron su rápido asentamiento. Las duras condiciones de vida en el medio rural, acrecentadas por épocas de cruentas sequías como la del año 1913, en el que apenas se registró lluvia, obligaron a los campaneros a reinventarse. La emigración hacia Sudamérica empezaba a hacer mella en el tejido social y productivo de la zona, hasta que los MOLINOS DE RAMELL abrieron la puerta a una nueva realidad. En 1914, 14 nuevos molinos fueron instalados en Campos, cifra que se multiplicó hasta alcanzar alrededor de los 90 en 1930. El agua que extraían los MOLINOS DE RAMELL de pozos subterráneos fue un punto de inflexión histórica. Los cultivos de regadío se extendieron por Campos y poco a poco, una boyante industria ganadera (especialmente con vaquerías que convirtieron a Campos en uno de los principales productores de leche del Estado español) cogió un papel protagonista. En 1941 había ya 557 molinos censados en Campos y en 1966 se habían multiplicado por tres, hasta superar la sobrecogedora cifra de 1.500 molinos. Una época en la el equilibrio en la extracción que daban los MOLINOS DE RAMELL, que originariamente funcionaban con el viento, saltó por los aires primero con la instalación de motores diesel y luego con la electricidad, que multiplicó los metros cúbicos de agua extraídos hasta cifras imposibles de determinar. La realidad es que los pozos acabaron salinizados, los cultivos de regadío desaparecieron y, con ellos, poco a poco la industria ganadera que marcó el crecimiento del municipio. Una circunstancia que, a su vez, condicionó su tardía incorporación a la industria turística. Una realidad que trajo sus pros y sus contras.
- PARC NATURAL DE ES TRENC SALOBRAR: A lo largo de este circuito cicloturista por caminos rurales de Campos, hay una visita obligada. El Parque Natural de ‘Es Trenc-Salobrar’ es una extensa zona húmeda de unas 1500 Ha de superficie, en la que se incluyen también la playa de ES TRENC y Ses COVETES. En los 80 el lugar fue un símbolo de la lucha ecologista y ciudadana que logró frenar proyectos urbanísticos, permitiendo que esta zona de costa se haya mantenido virgen hasta nuestros días. El lugar fue declarado por aquel entonces Área Natural de Especial Interés (ANEI) y, hoy en día, el Parque Natural incluye un arenal virgen de más de tres kilómetros de largo que constituye la playa de Es Trenc. A continuación encontramos un ecosistema dinámico formado por diferentes franjas de dunas con vegetación adaptada al exceso de viento con hierbas como el cardo marino, arbustos como la zamarrilla y árboles como el pino, la sabina y el tamarindo. El extenso humedal de Salobrar tiene un gran valor ecológico, en él hacen escala numerosas aves migratorias y culmina en las SALINAS D’ES TRENC, un atractivo etnográfico y cultural de gran calibre. La huella cultural e histórica de estas salinas queda constatada por el hecho de que tanto romanos como fenicios obtenían este preciado condimento en esta zona desde tiempos inmemoriales. Con el paso del tiempo, la sal producida en Es Trenc fue adquiriendo relevancia hasta alcanzar a mediados del siglo XX una capacidad productiva que proporcionaba una intensa actividad comercial al lugar. En la actualidad, salinas como la d’Es Trenc han perdido su función e importancia tradicional, pero hay iniciativas que demuestran que su futuro radica en la innovación. La sal, enriquecida con ingredientes naturales, ha dado lugar en la actualidad a productos como la Flor de Sal con hierbas mediterráneas, con aceitunas, con hibiscus o todo tipo de especias y, con la misma fuerza que antaño, se sigue colando en la gastronomía balear como un elemento indispensable.
- RAZAS AUTÓCTONAS: Esta ruta permite un acercamiento a algunas de las razas ganaderas más representativas de la isla, tanto por su rol histórico como por su imagen característica. Empezando por la OVELLA BLANCA el grupo de ovino más extenso del archipiélago balear y que se puede considerar históricamente adaptada a diversos ecosistemas. A diferencia de la OVELLA ROJA (que se caracteriza por ser eminentemente productora de leche), el principal valor de la Ovella Blanca es la producción de carne y el beneficio más importante que otorga es a través de la venta de las crías para consumo, con una producción muy apreciada por su calidad en la gastronomía isleña. La OVELLA ROJA, por su parte, es otra variedad autóctona de la isla de Mallorca. Aún queda un reducido censo de ejemplares en la isla, gestionado y controlado por la Asociación de Ganaderos de la Ovella roja. Tradicionalmente su mayor potencial siempre estuvo ligado a la producción de leche. Es capaz de aguantar épocas de sequía y alimentarse con pastos típicos de este tipo de clima, produciendo leche en cantidades óptimas. Estas circunstancias hicieron que, históricamente, fuese una variedad muy apreciada y codiciada en áreas del sur de Mallorca, principalmente en los municipios de Llucmajor, Algaida, Montuïri y Campos. No podemos olvidar al PORC NEGRE, un elemento clave e indispensable para la elaboración tradicional de la Sobrasada de Mallorca. Menos productivo que otras razas, el cerdo negro mallorquín pasó de copar el 97% del censo porcino de las Islas Baleares a mitad del siglo a XX a estar a punto de extinguirse a principios de los 90 debido a la introducción de otras razas, el cruzamiento indiscriminado o el cese de la actividad por parte de muchos ganaderos. Afortunadamente, hoy en día, con 64 explotaciones activas en marcha, su futuro está garantizado.
UN POCO DE HISTORIA
Haciendo un rápido repaso de la historia reciente y no tan reciente de Campos, nos encontramos con un municipio que no ha seguido los mismos patrones de desarrollo que la mayoría de localidades de Mallorca. Campos siempre ha sido un pueblo mayoritariamente agrícola y ganadero, incluso cuando el turismo se convirtió en el principal motor económico de Baleares a partir de los años 60. Aquí los campos de cultivo producían en mayor cantidad gracias a la abundancia de agua en el subsuelo. Una circunstancia que se dio en mayor medida con respecto a otros municipios del Pla de Mallorca como Algaida, Llucmajor o Montuïri.
Las norias primero y los molinos de viento después funcionaron a pleno rendimiento, por lo que no faltó el pasto para las vacas o las ovellas rojas mallorquinas productoras de leche, símbolos del municipio durante décadas. Esta riqueza agraria y ganadera hizo que los campaneros, a diferencia del fenómeno pujante que experimentaron otros pueblos desde la década de los 60, no tuviesen demasiada prisa por adaptar su municipio a las demandas turísticas. Esta es una de las razones por las que la costa de Campos es una de las mejor conservadas de la isla, aunque también ha sido fruto de diferentes conflictos sociales, enfrentando a una parte de la sociedad y a sectores ecologistas que han defendido su conservación con otra parte de la población, frustrada ante el menor desarrollo económico y turístico.
Con el impulso del combustible diesel primero y de las soluciones eléctricas después, la extracción de agua se llegó a multiplicar desmedidamente. La sobreexplotación de los acuíferos desembocó en una intrusión marina con la consecuente salinización de los mismos. Con estas circunstancias, a las que hubo que añadir procesos típicos en cualquier zona rural en las últimas décadas ligados al progresivo despoblamiento, al éxodo rural y a la consecuente ruptura del tejido social y productivo, la situación en Campos cambió drásticamente. La tendencia desde entonces ha sido clara: poco a poco ha ido desapareciendo la agricultura de regadío, por otra parte la única que puede tener un futuro rentable en la cuenca mediterránea. Con ella, las posibilidades de crecimiento y de desarrollo rural en el municipio se han diezmado. En la actualidad, los terrenos de cultivo existentes luchan por mantenerse vivos y apenas quedan molinos de viento en funcionamiento, auténticos símbolos de una manera de hacer las cosas en las que primaba la búsqueda del equilibrio con los recursos.
Localización
Latitud:
39.150497 |
Longitud:
2.950122