Moratalla
Paseando las arriscadas callejas de Moratalla que suben hasta el castillo, el viajero siente un silencio mediaval. Parece que el tiempo se hubiera detenido. Se suceden los adarves, las barandas y revueltas, los balcones de forja, los cercos de las ventanas y los aleros pintados de alegres colores. La vida discurre plácida y silenciosa, como un regalo, ajena al vértigo de las grandes ciudades.
Adéntrate en su historia a traves de los hitos monumentales más destacados de la localidad:
Hacia el siglo IX se levantó la primera estructura islámica sobre restos neolíticos e ibéricos, constituyendo un punto importante dentro de la organización defensiva de al-Andalus. La Orden de Santiago lo reconstruye, destacando la Torre del Homenaje (s. XV), de estilo gótico militar levantino, con 22 metros de altura y 9 de lado.
Sobre la puerta, la reja en la que fue colgado el cuerpo del Comendador Alfonso de Vozmediano en 1465. El patio mantiene el empredado original, habiendo desaparecido la galería porticada. Cinco torres completaban el recinto: Redonda, Blanca, la Magdalena, Quebrada o de Los Limones y De los Cuatro Vientos.
El edificio cuenta con tres plantas. En la inferior, el aljibe con pilar cruciforme central y, sobre él la Sala de Armas con la magnífica bóveda de aristas, gran clave central y tres saeteras abocinadas. A través de la llamativa escalera de caracol se llega a la Sala del Homenaje, donde resaltan las tres bóvedas paralelas de medio cañón levantadas sobres arcos ojivales, y las ventanas ajimezadas orientadas a oriente y poniente; la puerta de salida del caracol es llamativa por su dovelaje bicolor. En la pared Este de la sala arranca la escalera mural de acceso a la terraza almenada, último reducto defensivo de la fortificación.
Anterior a 1468 existía ya una pequeña edificación de una sola nave con cubierta de madera. Posteriormente se amplió, edificando un recinto de mayores dimensiones cuya cubierta descansa sobre tres arcos de yeso, siendo de esta época la ventana del gótico flamígero existente sobre la Sacristía. Ante el aumento demográfico experimentado en el s. XVI, el Concejo proyecta una edificación monumental de planta basilical, abovedada sobre enormes columnas toscanas, pero distintos maestros modificaron la planta dándole cierto aire de cruz latina, a la que le falta un tercio en la parte del Coro, ya que el Real Consejo de Órdenes mandó paralizar las obras, observándose en el exterior la zona inconclusa. Del proyecto inicial es la Capilla Mayor donde destaca el Arco de Casetones, obra del arquitecto Francesco Florentino. La torre se edificó entre 1930 y 1932, ya que la antigua exenta se arruinó a finales del XIX.
Tras la Guerra Civil, se realizaron obras de restauración; el recinto fue ornamentado decorando paredes simulando sillares, pintando la del fondo del Presbiterio, Coro, así como las columnas. El transcurso de los años y la humedad en la zona Oeste deterioran notablemente el templo, cerrándose al culto en 1996. Dos años después, comenzarían nuevas obras de restauración eliminando pinturas anteriores y el estuco que cubría las columnas; se abren dos nuevas ventanas, reformando la Puerta Norte y el Baptisterio, ensalzando la decoración de las bóvedas. Llama la atención el trabajo de la pared al fondo del Presbiterio, realizada en un panel superpuesto sobre la anterior y, que trata de imitar el antiguo Retablo Mayor.
Hacia el año 1607 se funda la Cofradía de Santa Ana y, poco después, en 1614, ya está edificada la Ermita. En el s. XVIII, el presbítero D. Joaquín Conejero Marín y López Amo, moratallero, acometió obras de reedificación (1760-1796) bajo su misma dirección allegando, incluso, fondos personales: aguamanil, órgano (desaparecido), bóveda del Coro, escalón del Presbiterio, torre, terminación de fachada, etc. La Ermita es saqueada durante la Guerra Civil, destruyéndose la decoración interior. Finalizada la contienda se realizan las reparaciones oportunas.
El transcurso del tiempo y la humedad constante del recinto deterioran progresivamente el templo, teniéndose que cerrar al culto en 1988. En octubre de 1994 comienza la restauración, emprendiéndose obras de consolidación y notables reformas interiores que cambian la fisonomía. Los nuevos trabajos tratan de adaptar el templo a las directrices del Vaticano II, buscándose en los elementos el simbolismo cristiano. Durante las obras los obreros encuentran un manantial en el subsuelo -origen de la eterna humedad, y sobre él se levanta la hornacina del actual Sagrario. La
disposición del Altar, Ambón y Sede, constituyen lo más llamativo del nuevo templo de Santa Ana, así como la disposición de los asientos de los fieles. Se agrandan las tres pequeñas hornacinas del ábside colocando arcos de escayola, presidiendo el central una gran pintura mural de la artista Ana Mª Almagro.
Las medidas del Altar se han fijado tomando como base la numerología del nombre de María en hebreo. así como el resto de elementos ya citados.
Antigua ermita de San Sebastián construida en el último tercio del s. XV. En el XVI se derriba lo poco que queda y se construye otra de mayores proporciones, cediéndola el Concejo a los franciscanos para su instalación (29 de marzo de 1574).
El aspecto primitivo fue modificado ligeramente en el s. XVIII, ocupando todo lo que hoy es el edificio de la Biblioteca y Plaza de Abastos e inmuebles siguientes hasta la nueva calle, aproximadamente. En 1833 sufrió un gran incendio.
La portada pertenece al barroco tardío murciano con cierta influencia colonial; presenta motivos geométricos y vegetales en jaspe rojo, negro y gris; hornacinas con las imágenes de San Sebastián y de San Francisco.
La torre tiene cuatro cuerpos decrecientes. Actualmente, sólo se conserva lo que eran los pies del antiguo templo, Torre y Coro alto, habilitado éste por el Ayuntamiento como Sala de Exposiciones.
Quizá sea la Ermita de la Rogativa una de las edificaciones cuyo aspecto exterior impresiona al visitante y no precisamente por su monumentalidad”. Posiblemente sea por su entorno, su enclave geográfico, por su situación entre el Pico de Revolcadores -techo de la Región de Murcia con 2027 m de altitud-, El Servalejo y Peña Jarota (1946 m) que se eleva como curioso centinela de roca viva.
Fué en Mayo de 1535 cuando el joven Ginés Martínez de Cuenca, al ver una blanca paloma que salía volando de sus sembrados, le lanzó un piedra y cayendo al suelo, se transformó en la Virgen cuya frente aparecía con una herida sangrante. La Virgen de la frente herida rogaría por todos los pecadores y por ello, el Santuario que se edificó en el lugar se conoce como Ermita de la Rogativa.
La primitiva construcción levantó sus cimientos al poco tiempo de la aparición. En ella colaboraron unos madereros franceses que por aquel tiempo se encontraban trabajando en Sierra Seca y Cañada del Conejo; ellos fueron quienes a su costa, levantaron y techaron el edificio con tablas que también aportaron desinteresadamente. Doña Teresa, vecina de Huéscar y mujer del comerciante Avaino Genovés, fue quién costeó el retablo de madera con la imagen de la Virgen, así como los diversos complementos para el templo y para dicha imagen.
Habían transcurrido varios años cuando la Ermita fue destruida por un incendio. Sobre este lugar, se levanto posteriormente una edificación de tipo rural en los siglos XVI-XVII, cuyo aspecto es el que ha llegado hasta nosotros. Lo más llamativo del interior es el camarín, con pinturas bien conservadas de la época.
Con los dos puentes, todavía en uso, más antiguos de Moratalla. El primero, construido sobre la Rambla de Aludio en 1562, se llamó en un principio Puente de Juan Blanco, pero luego pasó a denominarse Puente de Jesucristo en honor al patrón de la villa, y porque a través de él se accedía al Santuario Casa de Cristo y a la zona de Benámor, sirviendo de comunicación con las tierras altas del término municipal. Es de piedra, de un solo ojo. Los pretiles se han reparado en diversas ocasiones sin tener en cuenta la obra primitiva.
El segundo, de origen romano, se reconstruyó en 1548 sobre el río Alhárabe, en el antiguo camino que comunicaba con la vecina localidad de Hellín, con la cual Moratalla mantenía relaciones comerciales. Actualmente el puente todavía se mantiene en buenas condiciones y sigue siendo utilizado por los agricultores, principalmente para dirigirse a diversos parajes de la huerta y de Las Cañadas. Recientemente se han realizado obras de restauración.
El establecimiento de la Orden de la Merced en la Casa de Jesucristo, iniciándose la construcción del Convento. Años mas tarde, éste pasaría a ser Colegio Seminario de Misioneros Apostólicos de la Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced, siendo comendador Fray Alonso de Pulgarín. En 1811 el Monasterio es incendiado por las Tropas Napoleónicas que habían llegado a las tierras de Moratalla. Restaurado el Convento, en 1829 vuelven los frailes a él.
A lo largo del siglo XIX se realizan diversas obras de reparación y restauración, colocándose al final de esta centuria el nuevo tabernáculo construido por el ebanista local Valentín Lozano Sánchez. El aspecto actual que presenta el Santuario Casa de Cristo se debe a las obras realizadas en los últimos años del siglo XX, destacando la recuperación de la antigua pintura que ornamentaba las paredes del interior del templo.
También es de señalar que las antiguas dependencias del antiguo Monasterio Mercedario, conservando lo poco que quedaba de su época -como los arcos del claustro- se han rediseñado totalmente configurando una nueva distribución, además de consolidar la estructura y adecuar los espacios para destinar el edificio al denominado Centro de Interpretación del Arte Rupestre.
El Castillo de Benizar se levanta sobre un enorme peñasco que domina todo el valle, sirviendo de vigía y guardián de las tierras del entorno. Data de la época islámica, concretamente del siglo XII. Por su situación fue un punto estratégico de dificil acceso para el enemigo, y de gran utilidad durante el tiempo de frontera. En el siglo XVII el Concejo lo cedió a la Ermita de Santa Bárbara y en tiempos más actuales fue vendido a particulares.
En el primer cuerpo o esplanada del terreno se han encontrado restos de lienzos de muralla, torreones, viviendas y fragmentos de cerámicas. Sobre esta explanada se levanta un segundo cuerpo totalmente rocoso que supera los cuarenta metros de altura y al que sólo se podía acceder por medio de escala de cuerda o escaleras de madera construidas al efecto; o tal vez, mediante una plataforma móvil de madera. En lo alto se alzan los restos de paredes almenadas de lo que fue Torre del Homenaje.
Latitud: 38.188461 | Longitud: -1.89085
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