UN POCO DE HISTORIA
La sociedad navarra de los siglos XVI y XVII se caracterizó por las diferencias culturales y políticas, por sus creencias en mitos y leyendas y por la sabiduría ancestral que poseían las mujeres de antaño usando el poder de la naturaleza para curar enfermedades. Estos factores favorecieron las acusaciones de brujería entre los vecinos, la mayoría de las veces, infundadas. Sin embargo, la historia medieval une a Navarra a las brujas, los akelarres, las pócimas, los exorcismos y las persecuciones. La Inquisición intervino en más de 60 localidades navarras, distribuidas principalmente por la montaña, epicentro de las creencias brujeriles. El aislamiento de la zona favoreció la conservación de teorías de adoración al diablo y de remedios naturales como se recoge en los documentos de la época. No obstante, fue la imaginación malévola quien atribuyó a simples curanderas el poder de volar o tener encuentros con el diablo. Una fantasía avivada por los parajes aislados, boscosos y muchas veces de difícil acceso donde las herboleras recogían sus plantas. El mapa de la brujería navarra traza una línea desde la comarca de Sangüesa y Lumbier hasta Améscoa (al norte de Estella), con algún foco aislado hacia Viana y Bargota. La Ruta de la Brujería se divide en cuatro itinerarios para recorrer de manera lógica los principales escenarios de este fenómeno. Enclaves de gran belleza impregnados por un halo de misterio que invitan al visitante a trasladarse al enigmático mundo del oscurantismo a la vez que le permiten disfrutar del sabor de las tradiciones gastronómicas y la autenticidad de un medio que ha sabido perpetuar su esencia.
RECORRIDO
Itinerario 1. Las primeras persecuciones de la brujería en Navarra: Valles de Roncal y Salazar y zona de Orreaga-Roncesvalles (Auritz-Burguete, Orreaga-Roncesvalles, Ochagavía, Burgui y Vidángoz)
Itinerario 2. Frontera, superstición y Brujería: Urdazubi/Urdax, Zugarramurdi, Baztán, Bertizarana, Cinco Villas (Zugarramurdi, Urdazubi-Urdax, Arraioz, Bera y Doneztebe-Santesteban)
Itinerario 3. Montañas y cuevas, entre la mitología y la brujería: Anocibar, Valles de Larraun y Araitz, Leitzaran (Anocíbar, Alli, Areso, Intza y Olagüe)
Itinerario 4. Brujos en tierras estellesas: Tierra Estella (Bargota y Viana)
Itinerario 1: Valles de Roncal y Salazar y zona de Roncesvalles. Un recorrido por una de las más antiguas áreas de represión de la brujería. La documentación revela una gran redada en la zona ya en 1329.
Auritz-Burguete: en el siglo XVI, el licenciado Balanza, "el Torquemada navarro", extendió a esta zona las pesquisas que había iniciado años atrás en los valles de Roncal y Salazar. El proceso culminó con la quema de 5 brujos en la plaza de la localidad. En la propia iglesia de San Nicolás permanecerían colgados los "sambenitos", como símbolos de la infamia.
A las afueras, antes de llegar a Orreaga/Roncesvalles se encuentra también el Bosque de Sorginaritzaga o Robledal de las Brujas. Enclave donde en el siglo XVI se celebraron famosos aquelarres que motivaron persecuciones y quemas en la hoguera de nueve personas. Además, con el fin de purificar el lugar se levantó la Cruz Blanca, un símbolo utilizado por la Iglesia a modo de protección divina.
Orreaga/Roncesvalles: otro bosque relacionado con los rituales y la magia de los brujos es el de Basajaunberro. Su nombre homenajea a un legendario personaje de la mitología vasca, Basajaun. Un bonito paseo les guiará a través de la espesura de la floresta mientras los ojos de Basajaun vigilan sus pasos.
Relacionado además con la Colegiata es el hecho de la defensa llevada a cabo por los canónigos a sus vecinos de Auritz-Burguete cuando estos fueron acusados en 1575. La mayoría de ellos fueron absueltos.
Ochagavía/Otsagabia: en la localidad, el propio alcalde fue acusado de reunirse con sus compañeros brujos. Paraje de Muskilda. Sospechas y persecuciones antibrujeriles, que tuvieron su culminación en varios procesos llevados a cabo en 1539 en Ochagavía y que alcanzaron al propio alcalde del valle. Según Los testigos aseguraron que se reunía en el paraje donde se levanta la ermita de Muskilda con las brujas de Ochagavía, Jaurrieta y otros pueblos. Juntos celebraban aquelarres con sus danzas nocturnas y preparaban conjuros y maleficios.
Burgui: en el siglo XVI tiene lugar un largo proceso antibrujeril en el que se acusa de brujería y hechicería a un hombre y tres mujeres siguiendo el testimonio de varias muchachas que no debían actuar tan inocentemente como correspondía a su edad. Sus reuniones nocturnas de invocación al diablo tendrían lugar en la balsa junto al río.
Vidángoz: inicia cada año sus fiestas patronales en agosto con un toque mágico y recordando la tradición brujeril del valle mediante la celebración de la Bajada de la bruja. Una buena oportunidad de vivir la solemnidad de un aquelarre, pero teñido con un toque festivo.
Itinerario 2: Urdazubi/Urdax, Zugarramurdi, Baztán, Bertizarana, Cinco Villas. Brujas, inquisidores, hogueras, pócimas y magia. Una ruta marcada por la historia.
Zugarramurdi: lugar asociado internacionalmente al de la brujería por producirse en la localidad la mayor "caza de brujas". Su cueva conocida como Sorginen Leizea (de las brujas) o el prado Berroscoberro fueron testigos mudos de misas celebradas por el Diablo y actos sacrílegos que finalizaban con la comunión carnal del demonio con sus fieles. Las constantes acusaciones promovieron que el Inquisidor Valle-Alvarado llevara 40 sospechosos a Logroño. El proceso se celebró entre los días 7 y 8 de noviembre de 1610. Siete supuestos brujos fueron condenados a morir en la hoguera y otros 5 que ya habían fallecido fueron quemados en efigie. El museo de las Brujas inaugurado en la localidad es una puerta abierta a este mundo fantástico.
Urdazubi-Urdax: su antiguo monasterio jugó un importante papel en el fenómeno brujeril. Vecinos y foráneos acudían a su iglesia en busca de consejo y auxilio espiritual. Además fue el nido en el que se gestaron las pesquisas de los inquisidores Valle-Alvarado y Salazar y que terminarían con el cruel Auto e Fe de Logroño de 1610. Precisamente en aquella época gobernaba en el monasterio fray León de Aranibar. Un cruel instigador famoso por su credulidad ante las denuncias brujeriles
Arraioz: la localidad no escapó a las acusaciones de brujería. De hecho, en 1612 alcanzaron un punto exacerbado, fomentado por antiguas rencillas y enemistades familiares entre clanes locales. Allí, las mujeres acusadas fueron encerradas en las viejas torres medievales de Jauregizar y Jauregizubiri (o Casa-torre Zubiría), donde fueron sometidas a "tormento" por las autoridades civiles. Aún un siglo más tarde, la Inquisición de Logroño dirigía un edicto condenando so pena de excomunión algunos ritos mágicos que seguían practicándose en estos lugares.
Bera: La predicación a principios del siglo XVII alentaba los rumores de de brujería extendiendo el fenómeno por todos los pueblos de Cinco Villas, Baztán y Bertizarana. Uno de los predicadores más agresivos fue el párroco de la iglesia de Bera, donde se recogieron además abundantes declaraciones de mujeres y niños que sirvieron para procesar a numerosos habitantes del País del Bidasoa que participaban supuestamente en los aquelarres de sus localidades.
Doneztebe-Santesteban: los primeros testimonios sobre brujería en Navarra se dieron en el valle de Malerreka en 1328. Sin embargo, será a partir del siglo XVI cuando se produzcan numerosos procesos contra la brujería en estos pueblos. María de Ituren fue la cabeza de los encuentros nocturnos que se producían en el monte Mendaur, el más alto de la comarca. Allí se sucederían akelarres y ungüentos a base de hierbas y sapos. Con el fin de lograr la purificación de los lugares malditos donde se llevaban a cabo rituales mágicos se erigían capillas o cruces. Así en la actualidad, aún podemos contemplar la ermita de la Trinidad que corona la cima del Mendaur o la de San Miguel que se alza en Doneztebe-Santesteban y que fue bendecida e inaugurada en la festividad de su advocación en 1611 tras la visita del Inquisidor Salazar a esta localidad.
Itinerario 3: Anocibar, Valles de Larraun y Araitz, Leitzaran. Una ruta por el noroeste navarro donde seculares creencias mitológicas y remotas prácticas religiosas en parajes naturales suscitaron temores y abundantes persecuciones brujeriles.
Anocibar: una pequeña localidad del valle de Odieta fue en 1575 escenario de uno de los procesos brujeriles más espeluznantes y famosos de Navarra. La principal acusada, Mari Juana de Anocíbar (alias Sandua), debía de ser epiléptica. Resulta conocida la secular asociación de esta enfermedad con las posesiones satánicas y ya de niña sus padres la habían llevado a diversos templos para que le practicasen exorcismos. Sin embargo, ni su negativa de estos supuestos contactos ni sus recurrentes profesiones de fe lograron salvarle de los acusadores, entre los que se encontraba su propio sobrino y el propio abad de la iglesia. Finalmente, fue quemada en la hoguera.
Anue: las supuestas fechorías de Mari Juana se extendían por los valles limítrofes, Ultzama y Anue. De entro los numerosos acusados, tienen nombre propio el bastero de Lizaso y la posadera de Olagüe. El testimonio principal de las acusaciones fue el de un niño de 5 años que aseguró haberles visto montados en cabras volando por los aires dirección Pamplona donde se reunirían para adorar a Belcebú.
Alli: la sierra de Aralar y su entorno están ligados a inveteradas creencias y ancestrales ritos. Tradiciones que pervivieron en algunos reductos e remotos dando origen a persecuciones brujeriles al asimilarse, por desconocidas, con cultos impíos y diabólicos. La cueva de Alli, llamada de Belcebú serviría de lugar de reunión los vecinos de los valles de Larraun y Araitz. Iluminados por huesos de criaturas desenterradas celebrarían actos brujescos y diabólicos. Para su purificación el señor de Andueza mandó erigir una ermita bajo la advocación de la Santa Cruz en las proximidades de la entrada de la cueva.
Intza: cerca de la localidad se extiende el campo de Urritzola donde los conjurados llegaban volando tras untarse con sus pociones mágicas. Danzas y aquelarres como el pintado por Goya, presididos por un hombre con dos cuernos en medio de la noche y en un campo abierto. Las escenas descritas resultan particularmente lúbricas si bien las mayores truculencias cabían en las cabezas de aquellos aldeanos del siglo XVI, hijos del monte y del prado...
Areso: los testigos afirman que los brujos se reunían en la cueva de Uli en Areso, ubicada en las proximidades del camino real que iba de Lizarza a Ezkurra. En sus proximidades se levanta desde aquella época la ermita de Santa Cruz, confirmando al igual que en otros tantos lugares el afán de la Iglesia por consagrar a Dios aquellos lugares dedicados anteriormente a ritos paganos o diabólicos.
Itinerario 4: Tierra Estella. El espacio fronterizo con Castilla, cercano a la sede del Tribunal del Santo Oficio en Logroño, concentra los casos más septentrionales de brujería en Navarra.
Viana: donde los orígenes de la brujería se mezclan con el judaísmo. La ciudad contó con una floreciente comunidad judía que fue centro del odio popular por sus peculiares costumbres y la prosperidad de sus negocios. A ellos se culpaba de cualquier penuria que afectase a los cristianos. Todo era resultado de la mala voluntad de los judíos y brujos y de las ponzoñas que fabricaban, para cuyo efecto necesitaban la sangre y el corazón de los niños cristianos... Precisamente era en el prado de Salobre (laguna de las Cañas) en donde celebraban sus aquelarres los brujos de toda la comarca. A ellos acudían, por supuesto, el brujo de Bargota y la reina de aquel aquelarre, una muchacha ciega de Viana a la que llamaban "La Ciega Endregoto".
Bargota: ha dado a la brujería navarra uno de sus personajes más ilustres, el brujo Johanes (XV-XVII). Realizó sus estudios eclesiásticos en Salamanca, donde se inició en el arte de la brujería. Una vez en Bargota, ejerció de clérigo en la iglesia de Santa María y allí desarrolló sus oficios como hechicero, aunque nunca empleó su saber de manera dañina. Se decía que podía quitarse la cabeza cuando le convenía, o que era capaz de trasladarse a través de las nubes... En 1599, fue denunciado ante el Santo Oficio por actos de magia y encantamiento. Sin embargo, sólo fue condenado a un leve sambenito y a una penitencia en oraciones. Después de cumplir la pena, continuó ejerciendo de cura en Bargota hasta su muerte. Se cree que el brujo Johanes tenía un padrino muy especial que lo protegía desde el anonimato, al parecer porque se trataba de una alta personalidad de la corte a quien el brujo habría ayudado. Cada mes de julio, Bargota se convierte en la capital de la brujería durante una semana al acoger numerosas actividades relacionadas con esta temática.
(Fuente: www.turismo.navarra.es)
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