Talleres de Zorroza

La empresa fue creada en 1891 por los ingenieros Ignacio Marinel-lo Mota, Carlos Reincke Hinnerichs, Nicolás Tous y el abogado bilbaíno José Orueta Pérez de Nenín. La fábrica se ubicó en el barrio de Zorroza, en la confluencia del río Cadagua con la ría del Nervión, sobre instalaciones pertenecientes anteriormente a los empresarios Ramón de la Sota y Eduardo Aznar.

En 1892 se transformó en la Sociedad Anónima Talleres de Zorroza, que contaba con los anteriores accionistas y Emilio Caracho Espinosa, Valentín Elgoibar Arispe, Ignacio Miranda Urquijo y Cirilo María Ustara Isla. Las nuevas aportaciones de capital permitieron finalizar las instalaciones compuestas por tres naves: una nave central de calderería, una lateral izquierda dedicada al ajustaje y una nave lateral derecha destinada a la fundición. El resto, lo componían los cobertizos dedicados a modelos, fragua y oficinas. La fábrica ocupaba una extensión de 16.000 metros cuadrados. Además de fabricarse construcciones metálicas también se inició la fabricación de bienes de equipo primordialmente para el sector naval y siderúrgico.

En 1894 bajo la dirección de José Orueta y con una plantilla de 200 trabajadores se alcanzaron unos beneficios de 700.000 pesetas. En 1897 se construyó el pedido más emblemático hasta la fecha, el puente giratorio de San Agustín que comunicaba sobre la ría del Nervión el muelle de Uribitarte con el muelle de Sendeja (junto al Ayuntamiento de Bilbao).

En 1901 se formó en Bilbao el grupo industrial Sociedad Española de Construcciones Metálicas S.A. (SECM)  en el que se integraron: Talleres de Zorroza entre otras empresas.

La fábrica de Zorroza fue adquiriendo mayor peso en la fabricación de turbinas, transmisiones y calderas. En 1908 el Gobierno español presentó a concurso el rearme naval. La SECM obtuvo para la fábrica de Zorroza la construcción de calderas para una serie de cañoneros, torpederos y un destructor. Además de las calderas también se inició la fabricación de grúas móviles a vapor con patente inglesa Sthothert & Pitt con destino al astillero de La Naval en Sestao. A la calderería naval se le agregó la calderería para locomotoras. En 1911 con el apoyo tecnológico de la empresa alemana Borzig se comenzó la fabricación de un pedido de calderas para locomotoras de la Compañía del Norte.

En 1905 al estallar la Gran Guerra comenzó la construcción de motores marinos diesel de combustión interna. En 1917 se realizaron diferentes trabajos mecánicos y de calderería para el Estado y la construcción de grúas eléctricas con patente Sthothert & Pitt para los puertos de Sevilla, Alicante, Santander, Huelva. En los años cincuenta se adquirieron diferentes patentes para la fabricación de tuberías forzadas, de carretillas, de grúas, de frenos de vacío para ferrocarriles…

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