Uno de los lugares de visita obligatoria cuando uno va a Donostia-San Sebastián se encuentra al otro lado del monte Ulia: Pasaia. Pasaia es un pequeño pueblo de pescadores conformado por cuatro distritos que rodean una bahía. Además de ser el puerto comercial de Gipuzkoa, es considerado como uno de los pueblos costeros más pintorescos y con más encanto de toda la costa vasca. El propio Victor Hugo quedó prendado de esta localidad a la que denominó pequeño Eden resplandeciente, célebre si estuviera en Italia. Dos de sus distritos, Pasai San Pedro y Pasai Donibane, cuentan con sendos cascos históricos muy bien conservados de casas de arquitectura popular marinera, dispuestos a la manera de palafitos encima de la mar. Entre sus edificios históricos caben destacar la casa donde residió el propio Hugo, del s.XVII (y museo en su honor desde 1902) y la casa natal del Almirante Patapalo, Don Blas de Lezo, del s.XVII. En Pasaia (Pasajes) se respira la cultura marítima por sus cuatro distritos: en sus aguas nacieron las regatas de traineras y en sus numerosos restaurantes son especialistas en la elaboración de los productos frescos de la mar que llegan a su puerto.
A escaso kilómetro y medio del casco histórico de Pasai Donibane (Pasajes de San Juan) se encuentra la Universidad de Lezo, que es el complemento perfecto para quien visita el anterior. Está situada a las faldas del monte Jaizkibel, es paso obligado del Camino costero de Santiago y se articula en torno a un pequeño, pero muy bien conservado, casco histórico adoquinado. A juzgar por el número de casas blasonadas, la mayoría de los siglos XVI y XVII, se puede afirmar que cuenta con un pasado marítimo lleno de esplendor. Es curioso observar cómo en un casco histórico de reducidas dimensiones conviven, casi adosadas, dos grandes edificaciones religiosas; la iglesia parroquial de San Juan Bautista, del s. XIV, y la basílica del Santo Cristo de Lezo, del s.XVII. La razón de la construcción de la basílica en ese lugar fue la aparición en el siglo XV de un cristo imberbe flotando en la mar: el hoy conocido como el Santo Cristo de Lezo. Es, además, uno de los principales focos de atracción turística del municipio por varias razones: principalmente porque existen muy pocos ejemplares en el mundo con esas características, y por que su aparición está rodeada de una bonita leyenda. Y no sólo eso, durante siglos, se le han atribuido tantos milagros que se ha convertido en el templo religioso con más ofrendas y exvotos de toda Gipuzkoa.
A un paso de Lezo, puesto que se puede ir andando, encontramos el pueblo de Errenteria. Un municipio con un gran pasado industrial que en los últimos años ha sufrido una regeneración urbanística y sostenible importante. Grandes infraestructuras de ocio y amplios espacios naturales rodean al que es el mayor de los cascos históricos medievales de toda la zona. Catalogado como Conjunto Histórico Artístico de protección especial, cuenta con más de 20 elementos catalogados como monumento, entre los que destacan, las torres medievales de Torrekua y Morrontxo y la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción con un elemento iconográfico muy singular: el tríptico flamenco de La Coronación de la Virgen, de estilo gótico. La contemplación de este conjunto de edificios notables se puede disfrutar a la par que se realiza una ruta de vinos y pintxos por toda la zona centro. Los amantes de la naturaleza no se pueden perder la visita al Parque de Lau Haizeta y al Parque de Listorreta-Barrengoloia, con varias estaciones megalíticas catalogadas, restaurantes con estrellas Michelín, rutas de senderismo balizadas y con el considerado uno de los mejores miradores de Gipuzkoa, el fuerte carlista de San Marcos. Buenos accesos por carretera, amplias áreas recreativas y numerosos establecimientos hosteleros convierten a estas zonas naturales en la jornada perfecta para todo tipo de público.
A tan sólo cuatro kilómetros de Pasaia, y vecino del anterior se sitúa el pueblo de Oiartzun que, por sus características, puede ser el lugar ideal para alojarse. Está a muy pocos kilómetros de Donostia-San Sebastián y de la frontera con Francia y muy bien comunicado por carretera y por transporte público. La oferta hotelera y de restauración de Oiartzun es inmejorable en cuestiones calidad-precio. Es un lugar idílico plagado de prados, vegetación frondosa y mucho, mucho monte, ideal si lo que se quiere es desconectar y descansar, pero a la vez, muy cerca de la ciudad. No en vano es el corazón del Parque Natural de Aiako Harria, el más antiguo de la Comunidad Autónoma Vasca, con más de 6.000 hectáreas de extensión, donde se pueden realizar infinidad de actividades: senderismo por sus rutas señalizadas, -incluida la conocida subida al macizo granítico de Aiako Harria -, pedalear por su vía verde o visitar sus pequeños museos. Pero sobre todo, comprobar que el paso de los años ha dejado indemne este entorno que conserva más de 50 monumentos megalíticos, bosques centenarios de robles y hayas y uno de los escasos ejemplos de explotaciones mineras de la época romana: Las minas de Arditurri. Oiartzun es el ejemplo perfecto para sentir el respeto a la identidad, a la naturaleza, a las costumbres y a la hospitalidad.
Latitud: 43.105996 | Longitud: -2.218094
Dirección postal: Astigarragako bidea 2, Mamuteko bulego eraikina 2.solairua 20180 Oiartzun (Gipuzkoa)
Teléfono: (+34) 943 494 129
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