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Zugarramurdi (Navarra)

Vistas del pueblo de Zugarramurdi

Vistas del pueblo de Zugarramurdi

Un poco de historia...

A escasos kilómetros de la frontera con Francia y del valle del Baztan, aprovechando el desnivel de una ladera, se emplaza este municipio encantado cuyo nombre evoca tiempos de magia y akelarres. Se encuentra envuelto por un extenso manto verde-azulado, que se ve interrumpido por caseríos aislados y vacas que pastan plácidamente en sus prados.

El encanto de este pueblo se ve incrementado por la sobriedad de los vetustos caserones que custodia la iglesia de la Asunción. Durante la guerra de la Independencia, las tropas francesas asolaron parte de la parroquia y tuvo que ser reconstruida en el siglo XIX.

A pocos minutos de la localidad, nos espera la cueva de Zugarramurdi, conocida por ser lugar de celebración de los míticos "akelarres" o reuniones de brujas. Por esta causa en el siglo XVI fueron ajusticiadas por la Inquisición 16 mujeres. El antiguo hospital del municipio acoge el museo de las brujas que aborda el tema de la brujería en profundidad y nos retrata a la sociedad navarra del siglo XVII.

Para conmemorar aquel pasado de leyenda, el 18 de agosto, se celebra en las cuevas el "zikiro-jatea" una fiesta gastronómica donde reina el cordero asado a la estaca.

De 1154 datan las primeras referencias escritas a Zugarramurdi, lugar surgido como una granja al amparo del Monasterio de la Orden Premonstratense de San Salvador de Urdazubi-Urdax.

En 1427, hay constancia de 15 casas en el lugar de Zugarramurdi. Comienzan los litigios entre los zugarramurdiarras y el Monasterio de Urdax, así como con el Valle de Baztan.

El Valle de Baztán autoriza a los zugarramurdiarras el aprovechamiento de sus montes comunales en 1482. Los habitantes de Zugarramurdi son ciudadanos libres, obligados sin embargo a arrendar sus tierras al Monasterio de Urdax, así como a usar su molino, ferrería, etc. Zugarramurdi cuenta ya con 30 casas e intenta establecer su autonomía con respecto a la vecina institución religiosa.

En 1580 se construye la primera iglesia, en el mismo solar sobre la que se emplaza la actual. Hasta entonces los vecinos acudían al Monasterio de Urdax para oír misa.

1608 es el año en de la llegada de María Ximildegi a Zugarramurdi y con ello, se dan los primeros altercados entre los vecinos y los supuestos “brujos”. También en este año se hace la reconciliación pública de estos últimos en la iglesia de Zugarramurdi.

En enero de 1609 llegan los Inquisidores Juan del Valle Alvarado y Alonso de Becerra y Holguín a Zugarramudi, las primeras 4 prisioneras enviadas a Logroño. Seis parientes y amigos, principales personajes del akelarre zugarramurdiarra, viajan a Logroño para abogar por la inocencia de estas mujeres. Acto seguido, ellos también son apresados y obligados a confesar su supuesta pertenencia a una secta de brujos o adoradores del demonio.

En agosto los inquisidores vuelven a la zona y en esta fecha proclaman el Edicto de Fe: todos los fieles están obligados, bajo amenaza de excomunión, a denunciar a los brujos. Como resultado, 15 acusados más son trasladados a Logroño. 

De diciembre de 1609 a marzo de 1610, diecisiete personas más son enviadas a las cárceles del Tribunal de Logroño. En noviembre Auto de Fe de Logroño, o el juicio público de las “brujas de Zugarramurdi”. A lo largo del primer día, 7 de noviembre, se leyeron las acusaciones, confesiones y sentencias. Al día siguiente, 8 de noviembre, los prisioneros fueron entregados a la justicia y se ejecutaron las condenas: 11 de los acusados fueron quemados en la hoguera, 6 vivos y 5 en efigie.

En 1611 Comienza la oleada de pánico brujeril y el tercer miembro del Tribunal de Logroño, Alonso de Salazar y Frías recorre la zona con los Edictos de Gracia y de Silencio. Dos años más tarde, Salazar vuelve a Logroño con 1802 confesiones de brujería, de las cuales 1.384 pertenecen a niños, y con 5.000 inculpaciones de terceras personas. Elabora un memorial de 11.000 páginas en el que, a falta de pruebas fidedignas que demuestren la existencia de la brujería, solicita el perdón y el olvido para estas personas.

En 1614, después de una agria discusión entre los miembros del Tribunal de Logroño, el Inquisidor General, don Bernardo de Sandoval y Rojas, da la razón a Salazar y perdona a los 5.000 inculpados. El mayor y último proceso en contra de la brujería de la historia de la Inquisición española llega a su fin. Zugarramurdi se convierte en un símbolo: “el pueblo de las brujas”.

Tras el pago de 3.800 ducados  en 1667, Zugarramurdi consigue la jurisdicción criminal: es decir, un juez nombrado por el virrey a propuesta de los vecinos impartirá la justicia. Consigue así ser declarada villa exenta del Monasterio de Urdax. El cenobio, sin embargo, seguirá nombrando al alcalde de Zugarramurdi.

Durante 1725 se construye la Casa Parroquial, lugar donde habitará el párroco de Zugarramurdi.

De 1781-1784 se erige la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Obras financiadas por la familia Dutaria, quien cede también su casa de manera provisional para los oficios religiosos.

A principios del siglo pasado, en 1914 el contrabando o "gaueko lana" se convirtió en uno de los pilares fundamentales para la subsistencia de la población a ambos lados de la frontera en épocas de escasez. Los contrabandistas o "mugalariak" aprovechaban la oscuridad de la noche y su excelente conocimiento del territorio para pasar mercancías de un lado a otro de la muga: desde chocolate, azúcar o café, puntillas, piezas de recambio para el coche... hasta discos o libros prohibidos por la censura. Los carabineros conocían a los mugalariak, ya que todos vivían en el mismo pueblo. Así que quedó establecido un pacto jamás escrito: si los carabineros pillaban in fraganti a los contrabandistas, los primeros daban un tiro al aire mientras los segundos soltaban la mercancía y huían. También eran habituales las artimañas para burlar la vigilancia de las "fuerzas del orden": códigos que únicamente los contrabandistas conocían que les revelaban si una ruta estaba "limpia" o no, aprovechar la ubicación de distintas Ventas cuya puerta principal daba a un lado de la frontera y la trasera al otro, etc.

En 1966 la Cueva de Zugarramurdi fue el escenario elegido para la celebración de un Congreso de Contrabandistas procedentes de ambos lados de la frontera.

No es hasta 1992 cuando se realiza la Constitución de Xareta, el espacio común que engloba a las localidades de Zugarramurdi, Urdazubi-Urdax, Sara y Ainhoa.

1994 es el año en el que se inaugura del Sendero del Pottok, que une externamente los recintos de las cuevas de Sara, Zugarramurdi y Urdax-Urdazubi.

Por último el 20 de julio de 2007, abre sus puertas el Museo de las Brujas.

Visita

  • Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción: Situada en un alto privilegiado, Zugarramurdi se extiende a sus pies. El templo fue edificado entre 1781 y 1784  sobre el solar anterior, gracias a la aportación de don Juan Bautista Dutaria y su esposa, Joaquina Borda. Sin embargo el edificio hubo de ser reconstruido a mediados del siglo XIX, tras quedar desvastado por un incendio provocado por las tropas francesas en el marco de la Guerra de la Convención (1793). De estilo neoclásico, destaca en el exterior por sus volúmenes y por los sillares rojos que enmarcan esquinas y vanos. Posee planta de cruz latina, nave de tres tramos y crucero. Llama la atención en el interior la generosidad en retablos y el mantenimiento deljarleku, el lugar donde antiguamente eran enterradas las familias de la localidad y donde tomaban asiento en misa, según las costumbres vascas.
  • Casa Parroquial: Construido en 1725, en este edificio se alojaba el monje premonstratense llegado desde el Monasterio de San Salvador de Urdax que ejercía de párroco en Zugarramurdi. En la segunda planta de su fachada luce el escudo de este cenobio: luna en cuarto menguante, vara de mando y el capelo del abad. Gracias esta muestra, queda patente la influencia que tuvo el cercano monasterio tanto en el origen y desarrollo de Zugarramurdi, como en su vida cotidiana. En efecto, ya en el siglo XII existe documentación relacionada con la institución eclesiástica sobre “15 casas que forman la granja de Zugarramurdi”. Sus habitantes son ciudadanos libres que, sin embargo, tienen que arrendar sus tierras al abad. Litigios por el precio de las tierras, la necesidad de utilizar los molinos, utilizar los bosques comunales o impartir ellos mismos la justicia criminal o civil jalonan el largo camino de esta localidad hasta convertirse en villa independiente, en 1667. Pocos años antes, el abad premonstratense Fray León de Araníbar fue presumiblemente el elemento desencadenante de los terribles hechos que llevaron a prácticamente la mitad de la población zugarramurdiarra a las mazmorras del Tribunal de Logroño.
  • Palacio Dutaria: Uno de los edificios más emblemáticos de la villa, fue levantado en 1857 por la familia Dutaria. Recuerda a las casas de los indianos, típicas de la arquitectura civil de la vecina localidad de Urdazubi/Urdax. Mantiene asimismo la peculiaridad arquitectónica de los sillares rojizos en esquinas, ventanas y balcones. Dos escudos barrocos coronan sendos extremos del balcón central del primer piso.
  • Casa Consistorial: Data del siglo XIX y fue reformada a mediados del XX. El lugar de la antigua posada lo ocupa hoy un restaurante y en las dependencias superiores se encuentra el ayuntamiento de la localidad.
  • Casa Etxenikea: También en la plaza del pueblo, es un claro exponente de la arquitectura popular. Construida en 1785 presenta una puerta adintelada y amplias balconadas en la fachada principal. En el dintel de la puerta aparece la siguiente inscripción: "Es redificada el año de 1823". 
  • Casa Dolarea: Destaca en la fachada su gran escudo de piedra. En el blasón se pueden ver las armas de Guipúzcoa: rey sedente con sable en alto, tres cipreses y doce cañones, además del ajedrezado característico de la localidad.
  • Ermita de Nuestra Señora del Rosario: Anexa a una casa, se constituye como una de las construcciones más longevas de la villa, puesto que data del siglo XVI. Tal vez la cercanía entre Zugarramurdi y Sara (el pueblo con más monumentos religiosos de Francia) explica la existencia de este pequeño oratorio dedicado a la Virgen del Rosario al comienzo de la Behitiko Karrika. Quizás este fervor religioso quiera conjurar las supersticiones o el halo esotérico del pasado, unido a otras costumbres como la colocación de una cruz trazada con ramas de fresno, un ramo de laurel bendecido o una eguzkilore en las puertas de cada casa.
  • Casa Iriartea: Hoy en día reconvertida en casa rural, en este edificio habitó María de Iriarte, hija de Graciana de Barrenetxea, la que se declaró “reina del akelarre zugarramurdiarra”. Apresada por la Inquisición en 1609 junto a su madre y hermana, todas ellas murieron en las cárceles de Logroño. Ello no fue óbice para que fueran juzgadas “en efigie” a finales de 1610 y posteriormente reconciliadas.
  • Casa Barrenetxea: Aquí vivió Graciana de Barrenetxea, juzgada por el Santo Oficio por ser la “reina del akelarre”, cuando contaba con más de 80 años.
  • Casa Teiletxea: Su singularidad recae en su gorape o porche y los dos contrafuertes en los extremos.
  • Casa Etxeberria: Se localiza frente a Casa Barrenetxea y se distingue por su puerta adintelada entre dos ventanas, además en el piso superior cuenta con cuatro vanos entre los que figura un escudo con campo ajedrezado. 
  • Casa Beretxea: Fue la única casa en todo el casco urbano que sobrevivió al incendio de 1793 y, por tanto, la más antigua. Es un magnífico ejemplo de arquitectura popular, que se estructura en tres plantas y ático, las dos últimas presentan el característico entramado de madera. Presenta triple alero, doble balconada corrida y un escudo entre las ventanas centrales en el que aparece un yelmo y un ángel escoltado por varios niños, además del típico ajedrezado.
  • Casa Oieregia: De fachada asimétrica y con gorape en la planta baja, el edificio luce en la ventana central del primer piso la fecha de 1718. 
  • Casa Induburua – Museo de las Brujas: Una vez viuda de don Juan Bautista Dutaria, su esposa, doña Joaquina Borda, ingresó en el convento dominico de Santa Catalina de Siena. Sor Benita de la Cruz, su nombre en religión, compró el caserón Induburua por once mil reales de vellón y fundó en él un convento en 1788, que hacía también las veces de hospital. De hecho, es así como es conocido popularmente este edificio. Tras sufrir el incendio de 1793, fue rehabilitado en 1830. Hospital, convento, escuela para las niñas de Zugarramurdi… estas dependencias han tenido diferentes usos a lo largo del tiempo, incluso alojaron a la Guardia Civil en los tiempos de fronteras y contrabando. Hoy en día, propiedad municipal, es la sede del Museo de las Brujas, inaugurado en julio de 2007.

Localización

Latitud: 43.269753   |   Longitud: -1.543386

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Contacto

Oficina de Turismo de Zugarramurdi/Museo de las Brujas
Dirección postal: Calle Behitiko karrika, 22 31710 Zugarramurdi (Navarra)
Teléfono: (+34) 948 599 004
Correo electrónico: info@zugarramurdi.com
Web: www.turismozugarramurdi.com

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